La Fundación COTEC para la innovación ha publicado un muy sugerente documento que titula Encuesta de percepción social de la innovación educativa. Es más que una simple encuesta, puesto que incluye criterios y recomendaciones de mucho calado, y además va más allá de la mera innovación, puesto que estudia en muchos momentos la percepción de la educación en general.

Según este estudio, el 52% de los españoles cree que la escuela de ahora es peor que la de antes, frente a un 48% que defiende lo contrario. El 55% cree que los estudiantes salen peor preparados, frente a un 45% que cree que salen mejor. Resulta muy llamativo que, a mayor nivel educativo, la visión es más negativa. Supongo que habrá muchas hipótesis que expliquen el dato y que cada cual tendrá la suya.

También es curioso que la mirada crítica crece con la edad de forma sostenida hasta los 45-55 años, para ir a partir de esa edad dulcificándose.

No menos llamativo resulta comprobar cuáles son las dos principales carencias que la población ve en la educación actual: la escuela no forma adecuadamente en habilidades sociales (comunicación, trabajo colaborativo, etc.) y no enseña los contenidos fundamentales (comprender lo que se lee, escribir correctamente, matemática, ciencias, etc.). Mi sensación tiende a simpatizar con la idea de que, en el primer aspecto, nuestros alumnos podrían ser mejores ahora, pero en el segundo me temo que comparto la visión crítica de la encuesta.

Los encuestados afirman que el primer criterio que tendrían en cuenta a la hora de elegir un centro escolar para sus hijos es la calidad del profesorado. Parece plausible, si bien no estoy muy seguro de que nuestro comportamiento colectivo sea congruente con esa declaración.

Más me sorprende que el factor que más ha sido mencionado como clave para avanzar en la mejora de la educación en España sea una ley educativa adecuada. No desconozco el papel que las leyes deben jugar, pero me temo que ninguna de ellas, por muy buena que sea, pueda rozar más que epidérmicamente las profundas transformaciones culturales que están en el fondo de lo que nos pasa. Es más fácil cambiar una ley educativa que un hábito social o un valor cultural.

Contrasta con que, en un dechado de sentido común, los encuestados identifican que los tres principales factores que explican los buenos resultados son los buenos profesores, el esfuerzo personal del estudiante y la implicación familiar.

Los profesores, al contestar, se valoran mejor a sí mismos (10 puntos porcentuales más que la media al valorar si el profesorado está mejor formado). Pero valoran ligeramente más bajo que la media cuando se cuestiona si el alumnado sale mejor o peor preparado. Como ven, no hay dato de este estudio que no invite a una profunda reflexión llena de ricas sugerencias para el debate.

Dentro de nada entramos en campaña en Euskadi y las lógicas electoralistas subrayarán las visiones más negativas del país. Conviene ahora que aún estamos a tiempo contar con algunos datos. Según esta encuesta, las comunidades autónomas del Estado donde mayor es el porcentaje de personas que piensa que la escuela es mejor ahora son Nafarroa y el País Vasco, con un 60% y 58% de valoración positiva, diez puntos por encima de la media estatal, mientras que las comunidades limítrofes tienen satisfacciones hasta 20 puntos menores: 39% en Aragón, 44% en Cantabria y en La Rioja, y 45% en Castilla y León. A la pregunta sobre si los estudiantes salen mejor preparados, los porcentajes vuelven a dar más de 10 puntos por encima: 58% y 59% en País Vasco y Nafarroa, y entre 35% y 44% en las comunidades limítrofes. Preguntados sobre si la escuela responde a las necesidades actuales de la sociedad, de nuevo los mismos resultados, con Euskadi y Nafarroa en cabeza.

Según nos acerquemos a las elecciones, apueste usted, aumentará el desabrido discurso catastrofista para convencernos de que las cosas se hacen muy mal y de que estamos muy enfadados e indignados.