LLEGAMOS a casa y sacadas las toallas, instaladas las sillas y sacudida la arena de toda la ropa caemos en la cuenta de que –¡vaya!– otra vez nos hemos dejado algo en la playa. Esta vez el cubo y el rastrillo, que eran nuevos. La película seguro que ya la han vivido en alguna ocasión. Lo que nunca nos hemos preguntado (yo, por lo menos) es dónde acaban todos esos juguetes abandonados a su suerte, a lo Toy Story, en los arenales. Pues bien, la Diputación de Bizkaia llevará a cabo este verano una prueba piloto para recoger este tipo de residuos y valorar su destino más adecuado. A ver a cuántos y cuántas nos pasa lo mismo.