Mientras todavía seguimos con la mieles del surcar de la gabarra y el éxito del Athletic y nos sumergimos lentamente en una campaña electoral que entra en su recta final, el temor a una escalada de violencia en Oriente Medio nos recoloca, de nuevo, en un mapa geopolítico del que también formamos parte. Los ataques entre Irán e Israel y la respuesta que pueda dar ahora Netanyahu al último episodio nos avisan de que el conflicto en esta parte del mundo de alguna manera salpicará nuestro día a día. Es cuestión de tiempo ver cómo y en qué dimensión. Pero que habrá efecto colateral, seguro.