tele 5 ha hecho el ridículo más espantoso de su historia, pero no solo suyo, de todas las televisiones que emiten Gran Hermano en el mundo. Tras tener el jueves a la poca gente que le importa ya este programa secuestrada en su sofá durante cuatro horas para ver quién ganaba, Marta Flich dijo que nanai, que se iban todos a la cama y continuaban el programa el domingo.

Una de las temporadas menos vistas de Gran Hermano, hasta el punto de que han tenido que recortar su duración, con una de las finales menos vistas de su historia (no llegó a 1,3 millones de espectadores), por lo que sea, se vio desbordada por la “avalancha de votos” para elegir ganador a través de la app, que colapsó, porque en Tele 5 son nuevos haciendo un formato que está a punto de cumplir el cuarto de siglo y no calibraron bien las necesidades técnicas, igual que hace unas semanas no supieron medir la duración de Bailando con las estrellas dejando también con un palmo de narices a los espectadores emplazándoles a la próxima semana para saber quién era el eliminado, fórmula que han optado por adoptar de forma habitual para sorpresa de nadie.

El descrédito es tal que uno ya no se puede fiar de ningún programa de esta cadena, ni de la final de su programa estrella en horas bajas. 

Todo fue muy ridículo. Las caras de los finalistas leyendo el cue antes de que lo verbalizara la presentadora; sus intentos de dar penita diciendo que lo hacían por la audiencia; y sobre todo que obligaran a los espectadores que tanto dicen preocuparles a tragarse otras cuatro horas de final a base de relleno, muchísima paja y más publicidad, para decirles pasada la una y media de la madrugada que la ganadora era Lucía (que es exactamente quien iba ganando el jueves, cuando invalidaron el resultado alegando que la app no funcionaba).

Pero para ridículo y tercermundista, ver a Marta Flich contando batallitas en De viernes (el programa de cotilleo que sustituye al Deluxe) que se hace en el mismo decorado que Gran Hermano para ahorrarse unos euros, como si fueran una tele local cutre. Cada vez que ponían un vídeo de la final fallida de GH, veíamos a Flich en el mismo plató con otra gente. Al volver al directo, el mismo plató otra vez. Era como viajar en el tiempo sin moverse del sitio.

El regreso de Gran Hermano a Tele 5 ha sido un fiasco con pinta de oferta de saldo con ese 2x1 del VIP y el Dúo seguidos y con una presentadora de la que se esperaba muchísimo más, que no ha acabado de cogerle el tranquillo al formato. Dicen los mentideros que no volverá a presentarlo, que Tele 5 busca otro rostro, aunque ella se despidió con un “hasta pronto”. Mercedes Milá debe estar inquieta ante la posibilidad de reabrir una etapa que creía cerrada, se ha cumplido el dicho de Otros vendrán que buena me harán.