Los ciudadanos de la prefectura de Fukushima señalaron ayer que el informe presentado en la víspera por el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) es “insuficiente” y pidieron cautela ante el plan del Ejecutivo japonés de verter al mar el agua tratada de la accidentada central nuclear. Así se pronunciaron, por ejemplo, los pescadores durante una reunión con el director del OIEA, Rafael Mariano Grossi, para explicarles las conclusiones de una evaluación exhaustiva llevada a cabo por su organización en los últimos dos años.

“Aunque no tengo una solución mágica para las dudas e inquietudes que puedan existir, vamos a quedarnos en Fukushima durante las próximas décadas hasta que se haya descargado la última gota de agua con seguridad”, dijo Grossi a los pescadores y miembros del gobierno local.

Por su parte, el jefe de la federación pesquera de Fukushima, Tetsu Nozaki, dijo a la salida del encuentro que aunque se trata de un asunto del Gobierno japonés y de TEPCO, propietaria de la damnificada central atómica, “lo que importa es el futuro”.

El pasado martes Grossi presentó el informe de evaluación del OIEA al primer ministro nipón, Fumio Kishida, donde respaldaban el vertido y decían que las medidas de su Ejecutivo son “concordantes con los estándares de seguridad internacionales relevantes”. También señalaba que las descargas “graduales y controladas” al mar tendrán un impacto radiológico “insignificante” en las personas y el medioambiente.

Protestas

Mientras, un centenar de personas se manifestaron frente a la sede en Tokio de Tokyo Electric Power (TEPCO), propietaria de Fukushima, para protestar por el previsto vertido al mar de agua contaminada y tratada. “¡Asumid vuestra responsabilidad!”, era el gritó más coreado por los manifestantes.