A partir del lunes próximo, este empresario jienense volverá a dedicarse de pleno a su cometido de CEO del Grupo Autogex, que comercializa al año 6.000 vehículos de siete firmas y emplea a 285 personas.

Deja el cargo tras seis intensos años, marcados por la pandemia, el confinamiento, el cierre de concesionarios, el desabastecimiento de componentes, la caída del mercado...

—Y la guerra de Ucrania. Ha sido una época interesante, sí. Tiempos difíciles, pero gratificantes. Hemos podido poner en valor el esfuerzo de la patronal por ayudar a los empresarios. Es la mayor gratificación que me llevo. Me voy con muy buen sabor de boca si los empresarios se han sentido representados y ayudados.

¿Tiene la sensación de que se apea de una montaña rusa?

—Cuando vives en una organización tan activa y tan proactiva como Faconauto es cierto que cuesta bajarse. Pero lo hago con convicción, me gusta ser una persona de principios; hay que saber marcharse. Cuando te vas a tiempo te haces un favor a ti mismo y otro a la organización, porque todas necesitan nuevos impulsos, nuevas caras y nuevos discursos. Llega un momento en el que esta montaña rusa te gusta, la conoces y disfrutas… pero después de seis años de intenso trabajo hay que dejar paso a un nuevo proyecto.

Es momento de hacer balance ¿Ha podido desarrollar el proyecto con el que asumió la representación de la patronal de distribución?

—Teníamos varios objetivos. El primero, el más importante, era que el concesionario, el empresario del automóvil, se sintiera verdaderamente representado por Faconauto. Creo que lo hemos conseguido: el 100% de los concesionarios está asociado a Faconauto, que le representa y le ayuda. La segunda parte perseguía que fuéramos una organización sostenible, que pudiéramos desarrollar nuestra labor. Lo hemos conseguido: tenemos los recursos económicos suficientes para poder trabajar a pleno rendimiento.

¿Deja asignaturas pendientes?

—Desgraciadamente no hemos podido conseguir el tercer objetivo, que ha quedado en el debe de mi gestión. Es conseguir un marco regulatorio en un momento en el que se está viendo la grave deficiencia que hay en el equilibrio contractual entre concesionarios y fabricantes. No hemos sido capaces de convencer a nuestros políticos para arreglarlo, y ese desequilibrio contractual permanece. No obstante, somos una organización positiva y miramos hacia delante. Habrá forma de solucionar los conflictos futuros, y esto no nos va a parar, nos hace seguir con más fuerza.

¿Qué escenario hereda Marta Blázquez, su sucesora al frente de Faconauto? ¿Cuáles son, a su juicio, los principales desafíos a los que se enfrenta el sector de la automoción?

—El sector de la automoción va a afrontar varios retos. El primero son las políticas que Europa está llevando a cabo y que son absolutamente contrarias al automóvil. Son una agresión al automóvil. Bajo el pretexto de una movilidad cero emisiones, lo que realmente pretende la Comisión Europea es que haya muchos menos coches en nuestras carreteras. Y eso tiene una implicación muy importante y es que quizá pondrá en duda el derecho de algunos ciudadanos, españoles y europeos, a una movilidad privada. Hoy por hoy, lo que está consiguiendo esa movilidad cero emisiones es que solamente unos pocos, con recursos económicos, tengan acceso a unos determinados vehículos, como son los eléctricos. El primer reto es conseguir que el automóvil siga estando al alcance de todos.

Al gremio de los distribuidores le preocupa el nuevo modelo de negocio que imponen muchos fabricantes.

—Yendo a la distribución, un reto muy importante es el contrato de agencia, con el que los fabricantes pretenden usurpar en algunos casos el lugar del concesionario. Hay que ver de qué manera podemos minimizar el impacto. A mi juicio, el contrato de agencia no va a dar buen resultado. El fondo de comercio que el concesionario ha creado es suyo, y los fabricantes deben tener esto en cuenta.

Además, llegan nuevos actores al sector.

—Hay un reto/oportunidad muy importante para nosotros, que es la llegada de las marcas chinas. La electrificación del parque, que Europa tan alegremente ha puesto encima de la mesa, lo que ha hecho es abrir la puerta a fabricantes chinos que pretenden instalarse aquí. Para nosotros es una gran oportunidad. Los acogemos con los brazos abiertos. Somos comerciantes, tenemos tiendas y podemos vender cualquier tipo de vehículo. Pero para la fabricación de automóviles en Europa es un riesgo que se debe asumir.