La derrota de Albacete, Cartagena y Villarreal B horas antes eran fuertes estímulos para un Amorebieta abrazado a una racha de tres encuentros sin derrotas –dos empates y una victoria– que, aunque insuficiente para recortar distancias con la permanencia, también ejercía de refuerzo anímico en la visita a La Romareda para medirse al Zaragoza, un rival necesitado para optar a plazas de play-off tras un arranque de curso fulgurante aunque espumoso. El conjunto azulón reforzó su espíritu de supervivencia en el último suspiro, con un golazo de falta de Jon Morcillo en el minuto 97 para dar una victoria fundamentada en una sólida defensa –ya son cuatro partidos con solo un gol en contra– y en la capacidad de aprovechar las oportunidades.

Jandro Castro alteró el plan, alineó una línea de cuatro defensas con dos pivotes, dos jugadores caídos a las bandas, un mediapunta y un delantero centro. El técnico asturiano se mostraba ambicioso persiguiendo la primera victoria de la temporada a domicilio. Si bien, la actitud inicial fue de prudencia.

El partido arrancó sin gobierno. Los contendientes no eran capaces de imponer sus estilos. El ritmo era bajo, lento. Prevalecía el temor a los posibles fallos. Si acaso era sensiblemente más temible el cuadro local, que colgaba balones al área sin demasiada clarividencia. El conjunto zornotzarra repelía las acometidas con solidez, pero sin necesidad de grandes alardes.

Con el transcurso de los minutos el Zaragoza fue ganando terreno, fue creciendo hasta jugar en campo contrario. El Amore sufría incapaz de retener la posesión. Los de Jandro Castro no lograban progresar con el balón. Faltaba creación. En esos compases era Josué Dorrio el faro del equipo azul. Ejerciendo como mediapunta o acostado en la banda derecha –intercambió posiciones con Ryan Edwards–, era la mayor sensación de peligro del bloque vizcaino. Sacó un disparo desde la frontal del área que fue bloqueado y después gozó de una ocasión de cabeza gracias a un error defensivo por falta de entendimiento entre López y Badia. También Mollejo pudo adelantar a los aragoneses, pero erró.

El relevo lo tomó Jon Morcillo, que buscó tres disparos consecutivos para dar ánimos a los suyos, que comenzaron a estirarse, a soltarse de las ataduras defensivas. El Amorebieta comenzó a jugar mejor sus bazas. Una vez adoptada la confianza a través de la fortaleza defensiva, el equipo se fue soltando y llegando con mayor asiduidad a zonas de peligro. Había jugado con la ansiedad del Zaragoza, que estaba siendo pitado por su afición, que exigía más, y entonces se soltaba. 

Así se alcanzó el descanso, con un Amore que fue de menos a más y que, aunque con menos dominio de la pelota, disparó en más ocasiones a portería. Cierto es que el empate se antojaba justo. Nadie había cosechado grandes méritos. Ambos debía mejorar, tenían que dar un paso adelante. Aunque el Amorebieta, como colista y en progreso durante el partido, parecía estar más cerca de cumplir con sus intenciones, con un guion que pasaba por mantener la portería a cero a la espera de una ocasión. 

La necesidad de los debatientes daba a intuir que el partido se rompería en algún momento, dando lugar a los espacios, a la velocidad y al descorche de emociones. El Zaragoza no podría contar con Francho, sustituido por Azón al lesionarse.

Zedadka, nada más reanudarse el partido, alertó a Campos, que tuvo una salida dubitativa en un balón aéreo y ello degeneró en susto para los zornotzarras. Predominaba el inconformismo del Zaragoza, pero los de Julio Velázquez eran también previsibles, fallando en la zona de los tres cuartos con malas decisiones e imprecisiones, y el predominio de su juego interior facilitaba las labores defensivas del Amore.

Castro aprovechó un parón, mientras Bustinza era atendido tras recibir un codazo de Mollejo que provocó sangre, para reemplazar a Edwards por Lasure. El australiano, tras un buen inicio, se fue apagando. El de Mieres cambió el dibujo para armar una zaga de cinco efectivos.

El Amore, con las ideas claras aunque aculado, frenaba el ímpetu que no el peligro del Zaragoza. Castro refrescó al equipo con las entradas de Mier e Yriarte por Núñez y Morán, respectivamente.

Aguardando a su ocasión, Morcillo sacó un centro cerrado que se estrelló en el larguero y Sibo, en la segunda jugada, pudo marcar. En el 83’ el Amore lanzó su primer córner. Voluntarioso, el plantel de Castro alcanzó el minuto 97, cuando Morcillo, de falta directa, armó un zapatazo para conseguir la primera victoria como visitante del Amore, que prolonga su racha sin derrotas y alimenta la esperanza de la salvación, que está a 7 puntos con trece jornadas por delante. El sueño perdura. Como dijo Morcillo, "seguimos en la lucha". Ahora toca recibir al Leganés. 

FICHA TÉCNICA

ZARAGOZA: Badía, Zedadka, Mouriño, López (Min. 76, Lecoeuche), Francés, Francho (Min. 46, Azón), Aguado, Moya (Min. 76, Terrer), Valera, Mesa (Min. 65, Enrich) y Mollejo.

AMOREBIETA: Campos, Nuñez (Min. 73, Mier), Bustinza, Etxeita, Garreta, Dorrio, Sibo, Morán (Min. 73, Yriarte), Morcillo, Unzueta (Min. 88, Rayco) y Edwards (Min. 61 Lasure).

Gol: 0-1: Min. 97; Morcillo.

Árbitro: Luis Mario Milla Alvendiz (Comité de Andalucía). Amonestó a Mollejo, Mouriño y López del Zaragoza, y a Garreta del Amorebieta.

Incidencias: Partido disputado en La Romareda ante 21.235 espectadores.