EN la tarde del martes no faltó a su cita para entrenar a los chavales de Askartza, el club que le acogió cuando llegó a Bizkaia casi trece años atrás, “sin tener ningún familiar, ni ningún amigo aquí”, procedente de su país, distante a más de 10.000 kilómetros. Hoy aterrizará en su tierra, a donde regresa una vez al año, para reencontrarse con los suyos, una estancia que se prolongará durante cinco semanas. A su vuelta a Bilbao, se pondrá de nuevo el chándal para coger las riendas del Deusto, que este curso finalizado ha disputado el play-off de ascenso a Segunda RFEF, aunque no alcanzó la orilla. Atsushi Okazaki (Japón, 1995) se convierte en el entrenador del conjunto tomatero tras la decisión de Aritza Escandón, del que ha sido segundo en las tres últimas temporadas, de cerrar su ciclo en el banquillo y después de que la Junta Directiva haya apostado como su sustituto por un hombre de la casa, que, además, asume el hito de ser el primer ciudadano de su país en dirigir a un equipo de Tercera RFEF en Euskadi. “Estoy preparado para ello”, dice de manera contundente Atsu, como se le conoce popularmente. Asier Hormaetxe, alma máter en el Deusto, ha sido su valedor: “Atsu tiene grandes conocimientos de fútbol, con una metodología debidamente trabajada y le conozco perfectamente. Yo siempre apuesto por entrenadores jóvenes, que no hayan entrenado con anterioridad en Tercera RFEF, como sucedió en su momento con Aitor Calle, con Gorka Bidaurrazaga y con Aritza. Gente con hambre, con ganas de crecer. Y Atsu las tiene”.

Atsu reconoce que le llega el momento con que soñaba cuando cogió las maletas para emprender un largo viaje que le llevó a Bilbao como última escala, donde ha echado raíces hasta sentirse un bilbaino más. “Vine para entrenar, que es mi vida. Salí de casa y con dos cojones, sin saber nada de castellano, a la aventura… Prácticamente me estaba jugando la vida”, recuerda el nuevo técnico del Deusto, que rememora su periplo por Bizkaia. “El Askartza me abrió la puertas, me dio la oportunidad de entrenar a los cadetes, ¡a un tío de Japón! De flipar. Fueron muy valientes y se lo tengo que agradecer a Benito Portillo, el coordinador de todas las disciplinas deportivas; Julio Flaño, el presidente, a Mikel Torre, Génar Andrinua (excapitán del Athletic), Fernando Ruiz y Rafa Masa, que incluso me puso un coche gratis. Y allí sigo, entrenando a sus categorías infantiles”, enumera el míster japonés , al que posteriormente le llegó la oportunidad de entrenar a los cadetes del Deusto, cuando le reclutó Eukeni Olabarria, coordinador del fútbol de base del Deusto y exdirectivo del Athletic; y trabajó junto a Asier Hormaetxe, al que también se le conoce como Truji. “Estuve dos temporadas y en la segunda me echaron tras un mala racha, pero Truji me dijo: Atsu, volverás al Deusto. Asier fue coherente. Volví tras entrenar en el Danok Bat, donde quiero destacar la figura de Iñigo Mijangos”. Hormaetxe pone un matiz. “La metodología de Atsu se debía aplicar más allá de cadetes, estaba indicada para sénior y en la pandemia le llamé para preguntarle si quería venir al Deusto como segundo de Escandón; creo que fue un acierto”.

No todo, sin embargo, ha sido un camino de rosas para Atsu en el mundo de los banquillos. Lo dice en pocas palabras y sin medias tintas. “He sufrido insultos racistas. Aquí también hay racismo pese a que se penalice. Eso da igual. Y no es solo contra los futbolistas negros, como el caso mediático de Vinicius (jugador del Real Madrid); se dan brotes racistas contra el asiático”, señala el entrenador nipón, que quiere resaltar un episodio racista que sufrió esta última temporada durante un encuentro de la liga regular del grupo IV de Tercera RFEF. “Me han llamado chino de mierda en un campo durante 50 de los 90 minutos de partido”, denuncia, aunque prefiere omitir el nombre del feudo en que se produjeron esos ataques verbales. “No merece la pena”, subraya Atsu, consciente de que como primer entrenador estará más expuesto ante situaciones que pueden resultar desagradables. “Tengo mucha fortaleza mental y no me voy a rendir después de trabajar tanto para poder llegar hasta aquí”, se reivindica.

El entrenador tomatero asegura que su proyecto se puede calificar como “de continuidad” al que lideraba Escandón, pero con matices. “Su idea va a ser reconocible, pero quiero mejorar ciertos aspectos. Vamos a ser un equipo competitivo, con mucho ritmo, porque los que me conocen saben que tengo carácter”, explica Atsu, que ya ha hablado con varios futbolistas de la plantilla, de los cuales “van a seguir algunos tras rechazar posibilidades de otros clubes”.