Como la cosecha que se recoge cada año la Fundación Arizmendiarrieta premia curso tras curso a empresas y asociaciones civiles que muestran un compromiso social. Entidades que graban en piedra día a día lecciones con base sólida: el presente es nuestro, pero el futuro también. Un lema que se forja entre toda la tripulación del barco, que cada vez es más numerosa.

El jurado de los Premios Arizmendiarrieta Sariak Bizkaia 2023 decidió en febrero designar como ganadores a Ingeteam Power Technology, en la categoría de empresa, y a Cáritas Bizkaia, en la categoría de entidades sin ánimo de lucro.

Estos premios “pretenden destacar a empresas e instituciones que aplican los principios y valores del modelo inclusivo participativo de empresa, inspirados en el humanismo cristiano de Arizmendiarrieta, así como los sistemas de gestión recomendados por dicho modelo.”

Se habla de José María Arizmendiarrieta, el cerebro, corazón y alma del Grupo Mondragón, una iniciativa que ha puesto a Euskadi en el mapa del cooperativismo. O formulado de otra forma, el agricultor que sembró la semilla de la economía social y la regó para convertirla en una referencia de nivel mundial, sin ningún tipo de presunción o arrogancia.

De Olabeaga al mundo

En el caso de Ingeteam Power Technology, el jurado destaca “las convicciones de la familia fundadora para adoptar desde el inicio una forma de gestionar la empresa contando con las personas, en lo que han sido pioneros e innovadores”.

Desde un pequeño local en Olabeaga al mundo. Del nido que casi cabe entre dos manos a sobrevolar con alas de águila un cada vez más exigente mercado. La ingeniería bilbaina, vizcaina o mundial, si se quiere, recibe esta mañana un galardón que reconoce un espíritu imbatible: una historia que empezó, hace medio siglo, con el empuje de cuatro ingenieros vascos que rompieron los límites que, hasta entonces, tenían las empresas de Euskadi.

“Cualquier aspecto del modelo de gestión lo tienen estructurado y coordinado con el resto, soportado por una herramienta para su desarrollo y apoyado en la participación de la plantilla”, subraya el jurado en su veredicto. Además, “cuentan con un área de personas muy potente y desarrollada” en la que “destacan, singularmente, por su política de integración de personas con discapacidad y su gestión de la multiculturalidad”.

En lo relativo a Cáritas, el jurado ha valorado “la complejidad de gestionar 1.900 voluntarios que están colaborando en muy diversos proyectos, para lo que han desarrollado variadas herramientas digitales específicas adaptadas a sus necesidades, con un modelo de gestión muy procedimentado en una organización muy descentralizada y con alto impacto en la sociedad”.

Se trata en definitiva de hacer camino al andar en una cuestión tan básica como es la de acompañar a los más desfavorecidos en su recorrido vital. Ofrecer el paraguas a quien no lo tiene cuando asoman nubes oscuras. Compartir y ayudar a las personas que carecen de lo elemental.

Desde la clave de la protección de los más débiles o desde la capacidad de generar empleo y oportunidades, Cáritas e Ingeteam reciben hoy el reconocimiento a una trayectoria vital por parte de una Fundación que tiene como objetivo mantener encendida la llama de un sueño. El sueño de enseñar a pescar, a sembrar trigo. El sueño de crear empresas y organizaciones con valores que pongan marcha trenes que no pasan de largo por ninguna estación. Al contrario, esperan a todos los pasajeros sin perder un segundo en su procedencia o estatus.

Un sueño que se hace realidad cada día gracias al trabajo de las personas que hacen que estas dos entidades sigan creciendo y avanzando sin olvidar la esencia que guió su gestación.