El Gobierno vasco ha revisado a la baja sus previsiones de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de Euskadi para este año al fijarlo en el 1,9%, dos décimas menos que en el cuadro macroeconómico que mantenía desde el mes de septiembre del año pasado.

También ha revisado la previsión de crecimiento de la economía vasca para el próximo ejercicio, pero en este caso al alza, al establecerla en el 2,1%, ya que la anterior era del 1,8%.

El Departamento de Economía y Hacienda ha publicado este martes su primer informe trimestral en el que además prevé que tanto en 2024 como en 2025 se generarán 18.000 empleos, con lo que la tasa de paro media será del 7% para este año y del 6,6% para el que viene.

Estas estimaciones incorporan los indicadores de coyuntura económica más recientes, entre los que destacan las cuentas económicas del cuarto trimestre de 2023 publicadas recientemente por Eustat.

El pasado año se caracterizó por las dificultades a las que tuvieron que hacer frente la industria vasca y la europea. Los elevados precios de la energía, la subida de tipos de interés, los conflictos geopolíticos y el descenso del comercio internacional fueron un freno para la actividad del sector. Pese a estas dificultades, los datos del cuarto trimestre de 2023 confirmaron la resiliencia de la economía mundial, que cerró el año con una combinación de crecimiento e inflación mejor de lo previsto a principios del ejercicio.

La situación de la economía mundial no está sin embargo estabilizada. La prolongada debilidad del comercio internacional, la todavía elevada inflación, la restrictiva política monetaria del BCE junto a una importante caída de la demanda de productos alemanes por parte de China han supuesto una fuerte desaceleración del ritmo de crecimiento de la zona del euro, que ha terminado el año estancada y seguirá en una situación similar durante los primeros meses de 2024.

Las últimas previsiones de la Comisión Europea así lo confirman. Rebaja las perspectivas de crecimiento de la zona del euro para 2024 del 1,2% anterior al 0,8%, pero auguran un resurgimiento gradual en la segunda mitad de 2024, impulsado por la disminución de las presiones inflacionistas, el aumento previsto de los salarios reales y la solidez del mercado laboral, que estimulará el gasto de las familias.

Del mismo modo, las perspectivas de crecimiento económico a nivel mundial para 2024 y 2025 continúan mostrando un perfil moderado. El FMI contempla un escenario más favorable para las economías china y estadounidense, mientras que las previsiones para el conjunto de economías avanzadas se tornan menos positivas, especialmente para los países de la Unión Europea.

La senda de la economía vasca en 2024 estará condicionada por el resultado del primer trimestre del año, sobre el cual existe algo más de incertidumbre de lo habitual. Pese a que era esperable desde la perspectiva interanual que el sector exterior retrocediera debido al pico de comercio exterior que se produjo en el primer trimestre de 2023, los primeros datos coyunturales del año no son positivos.

En cualquier caso, la evolución durante el año se prevé que sea ascendente, especialmente en la segunda mitad del año, en el que se espera una relajación de la política monetaria y, consecuentemente, tipos de interés más bajos y en tendencia descendente. Todo ello acompañado por una, cada vez más clara, contención de la inflación y la esperada progresiva mejoría de la situación económica del entorno europeo.

Demanda interior

La demanda interior de la economía vasca se situaría en el global del año en el 2,1%, dato que se repetiría en 2025 aunque ese año ya con una aportación neutra del saldo exterior, debido a la mejora paulatina de las exportaciones que será mayor que la de las importaciones por el impulso de la demanda interna. En este ámbito, la principal incertidumbre está, lógicamente, ligada al contexto económico de algunos socios comerciales preferentes, especialmente Alemania. No obstante, la información coyuntural conocida hasta el momento de los precios industriales, principalmente por la reducción de los precios energéticos, también invita a pensar en ello como un factor que jugará a favor del sector exportador vasco este año.

La dinámica del sector servicios continúa tirando del crecimiento de la economía vasca desde la perspectiva sectorial. Tras registrar un crecimiento del 2,4% en 2023, se espera que el incremento de su actividad siga elevándose a un ritmo anual superior al 2% los años posteriores. Además de por su relación directa con el consumo final por el lado de la demanda, las ramas de actividad relacionadas con el transporte están experimentando un alto dinamismo y se prevé que la tendencia se prolongue.

La evolución del sector de la construcción ha sido notable teniendo en cuenta el contexto de tipos de interés, aunque la previsión es que el sector acabe viéndose afectado por ellos y el crecimiento se reduzca hasta el 1,4% en 2024 y repunte ligeramente hasta el 1,9% en 2025 por la influencia de mejores tipos de interés. En particular, un Euribor que va a la baja.

Por su parte, el sector industrial incrementó apenas un 0,3% su producción en 2023 y, aunque se estima que en los años siguientes las tasas de crecimiento serán mayores, 0,9% en 2024 y 1,8% en 2025, la mencionada debilidad del entorno exterior condiciona sus expectativas de crecimiento.