La obra El ingenio revolucionario del donostiarra Alejandro Garmendia se ha incorporado a la colección alavesa de arte contemporáneo que custodia Artium, donada a iniciativa del artista y cineasta Julian Schnabel y de Gill Connon, la compañera de Garmendia, quien agradeció ayer que la pieza pueda disfrutarse en “un sitio tan importante”. El director de la galería Villa Magdalena de San Sebastián, Cy Schnable, Connon, la directora del museo, Beatriz Herráez, y el diputado general de Araba y presidente de la Fundación Artium, Ramiro González, oficializaron ayer lunes la donación de esta obra.

“No podía imaginar una casa mejor para este conjunto de obras”, reconoció Cy Schnabel, quien explicó que el trabajo llevado a cabo entre 1994 y 1998 por el artista donostiarra fallecido en 2017, transmite la idea constante en su obra de “los espacios inexistentes e imposibles”. El hijo de Julian Schnabel subrayó que en la obra, de grandes dimensiones (2,44 por 3,61 metros) y hecha con barniz, resina y emulsión fotográfica sobre lienzo, “la escala y el plano se mezclan hasta que la gravedad deja de existir”.

“Desconcierto”

Recordó que Garmendia comenzó a experimentar en los 90 con la foto-emulsión y la cámara oscura para producir obras de gran formato, técnica con la que desarrolló una instalación que se une a la colección de Artium en la que se ve una habitación “desconcertante con una atmósfera desoladora” que “no se parece a nada del mundo real”.

“Un reino misterioso, desaparecido y olvidado hace tiempo. El sutil barniz amarillo que baña la superficie ayuda a eternizar el tiempo, una característica tanto de lo que podría haber sido ese momento, como de la evidencia de que el tiempo ha pasado”, añadió Schnabel.

La instalación tridimensional muestra además una representación del objeto que aparece en primer plano en la imagen, un híbrido entre una mesa y una lámpara de araña.

La donación permite completar “coherentemente” el conjunto de obras presentes en la colección del Museo de Arte Contemporáneo del País Vasco del artista, que tiene una presencia internacional destacada, tal y como recordó Herráez, quien apuntó que, a pesar de haber vivido entre París, Madrid y Nueva York, Garmendia estuvo vinculado a la escena artística alavesa.

Gill Connon agradeció emocionada la recepción de la obra de su compañero y recalcó que “cada pieza que lo compone la hizo él con sus propias manos”. “Pasó horas y horas investigando”, afirmó Connon, quien concluyó que el de ayer “es un día muy especial” porque “por fin la obra está en un sitio tan importante”.