Cerca de 120.000 almas han vibrado de placer en Kobetamendi en esta decimoséptima edición del Bilbao BBK Live. Para algunos, esta ha sido su primera peregrinación hasta el mastodóntico templo de la música que, julio tras julio, se erige en el pico de este monte. Para otros, sin embargo, la de este julio es la cuarta, la quinta o incluso la décima edición a la que acuden. DEIA analiza con todos ellos los procesos que ha atravesado el festival hasta convertirse en lo que es hoy. 

El periodista especializado en música Javier Corral (Jerry) considera que una de las claves de la transformación del BBK Live reside en su oferta musical. “Comenzó siendo un cajón de sastre en el que cabían distintas tendencias y no tenía una línea fija muy clara”, explica. Añade que es hace cuatro o cinco ediciones cuando Last Tour -la promotora del evento- comenzó a fijar una hoja de ruta caracterizada por el rock alternativo, “en consonancia con otros grandes festivales como el Primavera Sound”. Las últimas ediciones del BBK Live se caracterizan, con arreglo a Corral, por grandes cabezas de cartel “con producciones del mismo año o muy recientes”. 

“Si no fuera por el festival, resultaría impensable ver a cantantes de este calibre en Euskadi”

Javier Corral - Periodista

Asimismo, subraya de manera especial la inclusión de artistas que trabajan tendencias más urbanas: “Es un tipo de música más comercial que atrae a un público joven. Last Tour señaló en una rueda de prensa que sin estos artistas hoy día sería difícil hacer un festival de estas características”, expone. Por otro lado, también hace especial hincapié en que uno de los sellos de identidad del festival en la cima del Monte Kobetas es su capacidad de atraer artistas como Arca -que ha actuado en esta edición- o Stromae, que actuó en la anterior. “Si no fuera por este festival, resultaría impensable ver a cantantes de este calibre en Euskadi; artistas con un caché muy alto y que atraen a un público internacional”, zanja. 

75 países en Kobetamendi

El público es, precisamente, uno de los elementos más importantes de cualquier festival. El de este año se ha definido por ser muy heterogéneo, conformado por amantes de la música de 75 países distintos. De acuerdo con Last Tour, en esta edición han despuntado los italianos y los catalanes. Además, la de este año ha sido una edición masiva. De hecho, las entradas para acceder al recinto el sábado -día de la actuación de Arctic Monkeys, una de las grandes apuestas de Last Tour para este fin de semana- se agotaron poco antes del pistoletazo de salida. Lo cierto es que el índice de asistencia al festival está marcado por una evidente tendencia alcista. Mientras que en 2006 tan solo fueron 51.000 las almas que vibraron en Kobetamendi, la pasada edición se clausuró con 115.000; “una cifra de récord”, según la organización. 

El festival de este año se ha definido por ser muy heterogéneo, conformado por amantes de la música de 75 países distintos. Oskar Gonzalez

A pesar de que edición en edición el festival crece, lo que permanece más o menos inmutable es el kit de supervivencia con el que se arman los asistentes al Bilbao BBK Live para sobrevivir a tres días de música y (mucha) fiesta. “¿Cuáles son tus imprescindibles para el festival?”, preguntó DEIA a los asistentes en otra edición del mismo. Las respuestas que se recogieron entonces no distan mucho de las obtenidas de la muestra que publicó este medio el viernes. “Traemos de todo, sudaderas para cuando refresque por la noche, crema de sol, gafas, hielo, cervezas, tiritas, una esterilla…”, explica Berta Suárez, que se ha preparado a la perfección su estancia en el camping aledaño al recinto. 

Otra de las cuestiones que tampoco ha sido objeto de cambios sustanciales es la intención de lucir siempre impecable. Fundamentalmente porque, con arreglo a los propios asistentes, un festival no es sólo un espacio para el deleite de la música. Es, también, el sitio oportuno para lucir palmito. “Es el momento para tirar la casa por la ventana y ponerte de todo”, dijo Marta Garrote. Aseguró que entre todos los bártulos que se trajo consigo no podía faltar un buen modelito. 

“Este año he venido porque me ha gustado mucho el cartel. Antes era menos variado”

Eneritz Diéguez - Asistente

Así las cosas, la moda y el kit de supervivencia son dos aspectos del festival que resisten al paso de las ediciones. Pero el acceso al recinto y las prestaciones que éste ofrece sí se han transformado. “Hace diez años se formaban unas colas terribles en la Calle Capuchinos. Ahora todo es mucho más fluido”, dijo Eneritz Diéguez, que lleva una década asistiendo al Bilbao BBK Live, justo los años que la vallisoletana Cristina Romano llevaba sin acudir a Kobetamendi. “Este año he venido porque me ha gustado mucho el cartel”, afirmó. La experiencia que ha vivido como usuaria dista mucho de aquella que experimentó en su último BBK Live. “Recuerdo que pagábamos con tokens -unas fichas que se canjeaban a cambio de dinero físico- y que el cartel era menos variado. Ahora en un mismo festival puedes ver a artistas de todo tipo”, recordó. Artistas que trabajan el indie o las tendencias más urbanas. Artistas con décadas de recorrido o con tan solo unos sencillos en el mercado. El Bilbao BBK Live, definitivamente, ha cambiado. Ha pasado de ser un cajón de sastre a un referente internacional. ¿Qué deparará la próxima edición?