La Margen derecha de la ría, el Casco Viejo, era eminentemente comercial, y la izquierda, lo que hoy conocemos como Bilbao La Vieja, minera. Allende la Puente (nombre con el que se ha conocido a Bilbao la Vieja hasta el siglo XVIII) vivía de la extracción del hierro de las minas de la zona de Miribilla. La abundancia de este mineral y su ubicación estratégica junto a la ría favoreció el comercio directo con el exterior y en poco tiempo, Bilbao experimentó un crecimiento espectacular. Ahí empezó a construirse un Bilbao más parecido al que hoy conocemos.

Esta puebla ya existía cuando se creó la villa en el año 1300, sobre los arenales de la margen izquierda del Ibaizabal. Puebla de pescadores que hacía muchos siglos posiblemente que la poblaban, se le llamó, hace tiempo ya, Bilbao la Vieja, para distinguirla de la nueva población que iba in crescendo.

Detengámonos en algunas curiosidades. Parece ser que desde tiempos remotos existía un poblado de pescadores en la orilla derecha del Nervión, que algunos autores han intentado relacionar con el Amamnum Portus romano citado ya por Plinio, o Flaviobriga, citada a su vez por Ptolomeo.

Se dice que las incursiones de los piratas normandos consiguieron que el núcleo principal se trasladase del lado derecho de la Ría (a la margen izquierda. En 1300 parece que existía ya Allende del Río en la orilla izquierda (núcleo poblacional luego arrabal de Bilbao).

Desde antiguo existía en el fondo del valle un vado, entre Atxuri y Urazurrutia, que permitía el paso de personas y mercancías entre las dos riberas del río Ibaizabal. En torno a ese vado fue surgiendo, antes de la fundación de la villa y al menos en la margen derecha, una aldea. Pero también es posible que en la parte de lo que hoy conocemos como Bilbao La Vieja hubiera un poblamiento paralelo. En esta ribera desarrollaban sus actividades posaderos, veleros, cordeleros, barquineros y todos los que ejercían oficios relacionados con el mineral de hierro existente en la zona.

En la fundación de Bilbao en 1300 Diego López de Haro concede a la villa unos terrenos en esta zona donde confluían, junto al puente, el camino que venía de Castilla por Urazurrutia y el de Balmaseda por la calle Concepción. Lugar estratégico por tanto para el cobro de los impuestos. Hasta el siglo XVIII a este arrabal se le conoció como Allende la Puente por estar al otro lado del puente de San Antón.

En aquel Bilbao tomaron carácter de arrabales tanto las agrupaciones y elementos preexistentes –Allende la Puente (en la actualidad barrio de Bilbao la Vieja), San Nicolás/ Ascao– como las barriadas de formación más tardía como el arrabal de Ibeni (actualmente Atxuri) y el Arenal–. En el antiguo Allende la Puente por ejemplo la fórmula de organización la trazaron los caminos que confluían en el puente y paso a la villa: el que llegaba desde Orduña por La Peña y el de Balmaseda más o menos por la actual calle San Francisco.

Ya en el siglo XIX, con la Revolución Industrial, la llegada masiva de trabajadores de otras provincias e incluso países tuvo como consecuencia la expansión de Bilbao la Vieja hacia San Francisco. Los arrabales comprendían los barrios de San Nicolás, Achuri y Bilbao la Vieja. Los suburbios obreros aglutinaban a los de San Francisco, Cortes y Zamácola. En este nuevo ensanche se instalaron familias de trabajadores, comerciantes y una pequeña burguesía. San Francisco pasó de ser el terreno de un convento franciscano bajomedieval (de ahí su nombre) a una de las zonas más permisivas de Bilbao, centro de diversiones de todo tipo y famosa por su agitada vida nocturna.

Fijémonos en ese convento, cuyo yacimiento se puede visitar hoy en día. La orden franciscana estaba establecida en el entorno de San Mamés. Con el fin de instalarse en una ubicación más próxima al núcleo de la villa el 14 de julio de 1475 obtuvo una bula del Papa Sixto IV que supuso el arranque de la nueva fundación. Ésta fue posible gracias a la donación en 1498 por parte de Juan de Arbolancha y Elbira de Basabe de los terrenos de un antiguo viñedo conocido como el del infanzonado, situados frente a la calle Barrencalle Barrena.

Las obras de la capilla mayor ya estaban en marcha en 1501 y se prolongaron hasta 1537, bajo la dirección del arquitecto Sancho Martínez de Arego, que estaba al frente de ellas al menos desde 1522. A partir de 1539 contó con el privilegio de lucir el escudo del emperador Carlos V, por lo que también fue conocido como Convento imperial de San Francisco.

Su declive se inició con la invasión napoleónica; el convento fue suprimido en 1808 por José Bonaparte e incendiado durante la guerra de la independencia. En 1822 se construye en su huerta el primer cementerio de Bilbao situado fuera de un templo, una elegante necrópolis neoclásica construida según un proyecto del arquitecto Agustín Humaran. Para entonces la comunidad ya había regresado al convento, aunque sería nuevamente suprimida por Fernando VII en 1834, acusada de apoyar al bando carlista. Mil y un peripecias, ya ven, allende la puente, como todavía se conocía la zona.

Hoy, ya está dicho, se celebra allí una vida alternativa en lo que se llama Bilbao La Vieja (por algo será que se le dio tal nombre...) y se plantea la recuperación de una zona que llegó a considerarse como el lumpen de Bilbao. Va siendo hora de que desaparezcan sus sufrimientos.