El dinero, que tanta mala fama arrastra en no pocas ocasiones, de vez en cuando brota en las huertas de los buenos corazones. Es el caso que hoy vengo a contarles, el de un buen puñado de agricultores que se cosechan para el bien del prójimo. Les hablo de la Fundación Antonio Menchaca, que en octubre cumplirá 50 años de vida, medio siglo entregada a la justicia social, término que suena mejor que el de caridad. El primero es horizontal y el segundo ejerce de arriba a abajo, en vertical. La Fundación acaba de repartir en este ejercicio 150.000 euros entre 39 entidades solidarias de Bizkaia que, según el criterio de su fundador, atienden necesidades básicas con proyectos solidarios reales, muy pegados al terreno. ¿Cuáles son? A saber, se congregan en seis grandes regiones de la necesidad: la pobreza, los menores desfavorecidos, la prostitución y la trata, los inmigrantes sin recursos, las familias y mujeres en riesgo, y los presos.

El acto oficial de entrega de las ayudas tuvo lugar en la Sociedad Bilbaina. Menchaca ha subvencionado en este medio siglo de singladura más de 500 proyectos sociales por un importe total de 3,9 millones de euros. Este año reciben ayudas cuatro entidades nuevas, Fundación Ellacuría, con María Isabel Ariceta y Cibele Barbosa al frente; la asociación y su proyecto Pisua! que coordina Maite Aranaga y Pablo Santamaría; la fundación Lurre-hurre, donde se vuelcan Mikel Ojinaga e Iñigo Uriarte, entre otros; el servicio Gauero de la DYA, en cuyo nombre acudieron Gontzal Santos y Marcos Ruiz y el plan de integración sociosanitaria de inmigrantes en riesgo de Médicos del Mundo, con Cristina Calero Guardado y Santos Arrieta como emisarios.

En ausencia de su presidenta, María Menchaca Salamanca, fue una delegación del patronato quien guió la tarde, encabezada por el vicepresidente Carlos Royuela y la coordinadora Amaia Martínez. Junto a ellos estuvieron Juan Carlos Sánchez, Ramón Blanco, el tesorero José Luis Alzola, Pedro Ontoso y un buen puñado más de gente entregada a la causa. Les acompañó, con la misma vocación de entrega, la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. El encuentro de entrega fue hermoso, entre la satisfacción y la gratitud. Es gente que arroja luz entre las tinieblas.

No es algo nuevo. No por nada, la Fundación fue creada en 1974 por el escritor y filántropo bilbaino Antonio Menchaca Careaga en memoria de su padre, Menchaca de la Bodega. Es una de las organizaciones de más larga trayectoria en labores solidarias en el País Vasco. Mientras Gonzalo Vilallonga y Venancio Echevarría vigilaban para que todo fluyese fueron llegando a la cita gente como Rosa Ugarte y Marisol Villalabeitia, de Hazbide; Jaime Bernar y Paula Martínez, de Zabalketa; Ricardo Ansotegi y Aintzane Monteverde, de la Asociación San Nikolas Zabalik; el Padre Martin Baraiazarra y Nerea Loizaga, de la Fundación Argia; Egoi Azkarraga y Leire Puente, de 3DLAN; Arantza Sáenz de Ugarte y Susana Fernández, de Bidesari, o Sor Begoña Agirrezabal y Cristina Gorostiza, de la Asociación Luisa de Marillac, entre otros.

Además de las cuatro entidades nuevas el Patronato de la fundación ha seleccionado otros 34 proyectos de entidades con las que ya ha colaborado antes. Más alla de las citadas estaban Acermas, Margotu, Guztiok Lagun, Lagungo, Zubietxe, Fidias, Tendel, Bakuva, Hazbide, Norai, Nevipen, Itaka, Amiarte, Izangai, Mundubat, Bizitegi, Lagun Artean, Sortarazi, Zehar, Cáritas Bizkaia, Siervas de Jesús, Goiztri, Claret Sozial Fondoa, Gizakia, Askabide, Oblatas, Adsis e Ireki. La Fundación Antonio Menchaca también entrega desde hace 23 años los Premios anuales a la Solidaridad, con los más desfavorecidos, entre otros a Cáritas, al Padre Ángel, a Open Arms y sus rescates de pateras con inmigrantes, a Luis Lezama, a la asociación Aspace o a la ONCE, entre muchos otros. Gran trabajo.