SI es cierto que alguien de Bilbao puede nacer donde quiera, también debe serlo que la ría puede desembocar en el lugar que desee. Ayer, hoy y mañana desembocará en el delta del Misisipi. La primera edición del Bilbao Blues Festival levanta su escenario principal junto al caudal del Nervión, en pleno Arenal.

El festival programa conferencias, conciertos pedagógicos, clases de baile, pasacalles al estilo dixie y hasta da un premio hoy sábado al bajista y leyenda del blues Bob Stroger.

Pero lo mollar, la parte sabrosa del pollo cajún, son los conciertazos vespertinos. Gratis. ¿For free? preguntaba una turista extrañada antes de que abrieran la valla de acceso a eso de las 18.45. Yes, le respondió un tipo con bigote. Y ella giró la mochila y marchó con un trotecillo apresurado a buscar a su amigas.

Sonaba por los altavoces el Hoochie-Coochie Man de Muddy Waters en versión de Jon Lee Hooker cuando se liberó el acceso. En ese momento fue cuando la ría empezó a bajar con agua del Misisipi. Y pasó por el recinto el cineasta Pedro Olea, con las manos cogidas a la espalda, camiseta negra de El Padrino y aire de veterano que va a ver qué es lo que sucede por ahí.

Mil gorras con visera, de las de redneck del delta, un puñado de sombreros tejanos y hasta algún homburg, raro de ver en otro tipo de festival. Mucha perilla canosa. Algún chaleco de cuero con símbolo de club de moteros. Camisetas para una exposición: la clásica de Jack Daniel’s, la del plátano de la Velvet, la de Rob Zombie e incluso una de Mago de Oz que lucía el integrante de una pandilla de góticos que permanecían inmunes al ritmazo del contrabajo de Rodrigo Carranza.

Porque a las siete había arrancado el concierto de Micky &The Buzz. El inaugural del primer Bilbao Blues Festival. Y no se dejaron nada en el camerino David Negro, Carlos Beltrán, Ivan Santabárbara y la demoledora frontwoman Micky Piano.

Entre el público, la banda de rock sureño Jaimones, con Sergio Padilla, Iván Maestro y Armando Prieto, que compartían ronda de cervezas junto a Joserra López-Larrinaga, voz de The Bilbobillies. No andaban lejos Peio Kermangorri, Iñaki Allende, Rafa Billy Merino y el guitarrista Carlos Carranza. Disfrutaron del concierto Adolfo Lasarte, del Kubrik, y el televisivo mago Jon Zabal. Lo mismo que Gorka Arana, Adrián Ojeda, Sergio y Lucía Estepa, Andrés, Ander, Julio y Norberto Martín.

Se lo pasaron en grande bailando Leo Palacios, Carol Fidalgo, Natalia y María Pilar Presa, Diego Sánchez, Elba Lile y Marisol Campillo, naturales de Venezuela.

Entre la concurrencia no faltaban auténticos expertos en el género, como Antonia Hidalgo, del Festival de Blues de Cendanyola del Vallés, que cumple este año su XXXI edición; Genma Castellano, Rosa Martín, y Juanjo Magaña de la Sociedad de Blues de Barcelona; Luis Dauffit y Maquel Amat, del Festival de Blues de Benicassim, con Amaya Giménez, bilbaina residente en esa ciudad de la costa de Castellón; o José Nogales, del Festival de Blues de Rubí. Con todos ellos, la armenia Sara Kirkiacharian, la inglesa Jade Brimlow, el francés de origen polaco pero residente en Bilbao Frederic Nowak y la bilbaina Marta Ruiz.

Mientras Alba López, Adriana Sacristán, Álvaro Delgado, Lei Montecatine, Juan Ricardo Pérez y Eneko Sánchez disfrutaban de la música, del ambiente y la fiesta, como si el aquello fuera un deseado anticipo de Aste Nagusia.

Bilbao Blues Festival continúa hoy en El Arenal con Noa & The Hell Drinkers, Chicago All Stars y el ex-Tequila Alejo Stivel. El domingo, dixie por el Casco Viejo, y a la tarde, en El Arenal, Shemekia Copeland, Fantastic Negrito, Travellin’ Brothers, Mikel Erentxun y Fito. Tremendo fin de fiesta del primer Bilbao Blues Festival. Los caimanes seguirán en la ría hasta el lunes.