Pipergorri Elkartea, que hace ya algunos años publicó un libro para recordar a todos y cada uno de los 269 fallecidos en el antiguo Hospital Militar de prisioneros de guerra de Gernika, sigue colaborando para que numerosos descendientes que pasaron por el recinto –que actualmente alberga un instituto– en plena Guerra Civil puedan curar las heridas del pasado. Es el caso Gloria Aldayturriaga, que la pasada semana de Pascua visitó Gernika-Lumo para honrar la memoria de su abuelo, Antonio Aldayturriaga Ayala. Aldayturriaga es tan solo la última de las descendientes de los fallecidos que ha acudido a la localidad foral a honrar a los muertos en el edificio militar cerrado hace ya más de ocho décadas.

Aldayturriaga quiso conocer el lugar en el que un 24 de marzo de 1939 su abuelo falleció y fue enterrado. Le acompañaron miembros de Pipergorri Elkartea, “como a otros familiares que al cabo de los años se acercan a Gernika”. No en vano, durante los últimos años han sido muchos los que han recalado en la localidad foral para conocer, de primera mano, lo que tuvieron que pasar sus familiares. En el Memorial 269, ubicado en el cementerio de Zallo, depositó un ramo de flores con el mensaje Con amor, tu hijo, nuera y nieta. Su padre, “fallecido recientemente y para quien tuvo recuerdos muy emotivos, era Francisco, el hijo mayor que quedó con seis años separado para siempre de su padre”, relatan desde Pipergorri.

“Detrás de un número, detrás de una víctima, siempre hay personas. Y desde Pipergorri queremos que conozcan qué les sucedió a sus familiares. Queremos tener presente la memoria del Hospital Militar de guerra de Gernika”, repite Amagoia López de Larruzea que a continuación desentierra la figura de Aldayturriaga. “Antonio era maquinista naval, de apellidos vascos, nacido en Cádiz y residente en Barcelona. Como otros tantos, durante la retirada pasó a Francia y después de atravesar la zona de Pirineos, entró por Irun donde fue apresado y llevado al Campo de Concentración de Orduña. En apenas un mes escribe cartas a casa pidiendo avales y cuenta que en Orduña son unos cinco mil los prisioneros. Él ni siquiera había tomado parte directa en la guerra y pensó que recibiría los avales para poder regresar con su mujer Lola y sus hijos Paquito, de 6 años, y Josefina, de 2. En aquellas condiciones del invierno de 1939 enfermó gravemente y fue enviado al Hospital Militar de prisioneros de guerra de Gernika (HMPGG) falleció al cabo de dos días”.

El contacto con la familia ha sido posterior a la publicación del libro del Hospital Militar de prisioneros de guerra de Gernika, “por lo que su biografía se ha publicado ahora en el último número de la revista local Aldaba”, incide López de Larruzea quien junto a Iñaki Uribarrena fueron los autores de una publicación que logró sacar a la luz la trayectoria del recinto de guerra abierto en los años duros del franquismo, entre 1938 y 1940, pocos meses después del atroz bombardeo de la villa del 26 de abril de 1937.

Auscultando archivos militares, locales y provinciales, registros civiles o eclesiásticos, Pipergorri llegó incluso a elaborar biografías de muchos de aquellos reclusos. La mayoría de republicanos asturianos –un total de 73 hombres– pero también catalanes –39 personas–, andaluces (34) e incluso vascos (19). Un 76% de ellos fallecieron en apenas esos dos años en los que funcionó, sobre todo debido a enfermedades causadas por la tuberculosis pulmonar, fiebres tifoideas, meningitis tuberculosa, pleuresía purulenta, leucemia tuberculosa, septicemia, etcétera, males que camparon a sus anchas por el Hospital Militar de Gernika.

Charla

Y, precisamente, y entre los actos del 93º aniversario de la proclamación de la segunda República, Pipergorri organizó una charla en la Casa de Cultura de Gernika-Lumo que versó sobre la figura de Ismael López Francés, el primer alcalde republicano de la localidad foral en 1931 y que corrió a cargo de su descendiente directo, el santanderino Fernando Obregón Goyarrola, licenciado en Derecho y en Geografía e Historia por la Universidad de Cantabria y que desde 2003 viene investigando el desarrollo de la Guerra Civil en los distintos valles y comarcas de Cantabria, así como en otras áreas como Euskadi. Gran conocedor de los sucesos de la guerra, especialmente, en el norte, el pasado viernes se reunieron en la villa foral hasta 13 familiares de López Francés llegados desde distintos puntos de la geografía.