Bilbao está de resaca. Apenas quedan unas olas de la inmensa marea rojiblanca que anegó sus calles, plazas y plazoletas al filo del mediodía y que no se retiró hasta bien entrada la noche, cuando algunos bares de las calles aledañas al estadio comenzaron a acusar la fatiga. Se quedaron sin existencias. 

“No tenemos ni hielo, ni Coca Cola, y eso que redoblamos los pedidos porque sabíamos que iba a haber mucho lío”, trasladó ayer a DEIA una de las camareras del restaurante Farketa, situado en Rodríguez Arias, cerca de la intersección con María Díaz de Haro. Quizá esa es la razón por la que muchos locales de Ledesma, una de las vías de mayor movimiento dominguero, han echado hoy el cerrojo. 

"Hasta la madrugada lo dimos todo"

José Luis Valverde y Javier Esteve - Hinchas del Athletic

Este grupo de amigos disfrutó de lo lindo Oskar González

José Luis Valverde y Javier Esteve han conseguido sentarse en la terraza del Ledesma, una de las pocas tabernas que dan servicio en la zona. “Ayer lo celebramos a lo grande. Después de 40 años sin ganar nada lo merece”, dice Javier, un chulapo athleticzale. José Luis, por su parte, llegó a la villa desde Huelva. “Es que en La Cartuja ya no había entradas”, se defiende cuando su interlocutor le pregunta por qué no disfrutó del partido en la ciudad vecina. 

Junto a otro amigo, madrileño, el trío arribó a San Mamés a eso de las 11.00 de la mañana de este sábado. “Y desde entonces y hasta la madrugada estuvimos dándolo todo”, comenta Javier antes de pegar un buen sorbo a su cerveza. Así las cosas, entienden que la poca afluencia de clientes y el cerrojazo general de los locales responde a que Bilbao, en su totalidad, está de resaca. “Hoy celebramos la victoria con un pequeño poteo, porque no hay nada, y emprendemos el camino de vuelta”, detalla José Luis. 

Sufrimos mogollón, pero fue increíble

Cristina Santayana - Athleticzale

Cristina Santayana Oskar González

Mientras la cuadrilla da buena cuenta de sus consumiciones, Cristina Santayana enfila la Calle Ledesma. Ataviada con una bandera rojiblanca, la bilbaina afirma que la de ayer fue una noche mágica: “Sufrimos mogollón, pero fue increíble”, señala refiriéndose al encuentro contra los azulgranas, que no se lo pusieron nada fácil a los leones. 

Reconoce que no fue de las que estiró la noche como un chicle, llegó a casa “a las tres de la mañana”. “Hoy he salido para celebrar la victoria. Ahora, entiendo que no haya casi nadie”, asegura. Apostilla que el mal tiempo tampoco contribuye a que los bilbainos quieran sacarse el pijama. Además, cree que la ciudad afronta, en hermandad, una martilleante resaca. “Hoy todas las camisetas del Athletic están en la lavadora”, añade, divertida.  

40 horas sin pegar ojo

Recién aterrizados Oskar González

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Comienza a llover. El cielo, entre grisáceo y negruzco, escupe gotas que caen sobre la acera sin demasiada fuerza. Hasta las nubes parecen acusar el cansancio. En la Calle García Rivero unas pocas almas rojiblancas lucen sus colores en los pocos bares que han decidido afrontar el domingo. La ciudad huele a Aste Nagusia. En algunos tramos de la calle a uno se le quedan los pies un tanto pegados a un asfalto sobre el que ayer se derramaron litros de alcohol. Los contenedores de vidrio apenas pueden recoger más botellines.

Borja Romero y Asier Tesón se refugian de la lluvia en un cajero cercano a la céntrica vía. Ambos lucen los colores del Athletic y Borja también porta una senda txapela txurigorri. "Llevamos 40 horas sin pegar ojo, acabamos de llegar de Sevilla", señalan. Anoche no celebraron demasiado y esperan hacerlo aquí, en sus bares de siempre, antes de saltar a la cama y cubrirse con el edredón. "Mañana toca currar, pero hoy se toma algo", zanjan.