Sin duda, el restaurante ya bautizado como Guruzu será uno de los elementos más novedosos del nuevo edificio que está creando EDE Fundazioa en Bilbao. Su filosofía es totalmente inédita. Será un espacio de restauración que mantendrá la impronta histórica del lugar de dar de comer a las personas sin recursos y a la vez ofertar una experiencia gastronómica a todo tipo de cliente que se acerque.

“No va ha haber guetos. El espacio lo compartirán sin problemas todos los usuarios, unos abonando la comida y otros no”, explican fuentes de la Fundación EDE.

El propósito es crear un nuevo modelo de restaurante abierto e inclusivo con capacidad para 80 comensales que “contribuya a la evolución del modelo de comedores sociales existente y del que no hay ninguno en Euskadi y apenas en el Estado”, destacan. El restaurante estará gestionado por la empresa Suspertu, de la propia fundación, con la que quieren favorecer procesos de inserción sociolaboral. “La intención es crear un espacio acogedor que potencie el encuentro de públicos diversos y favorezca la normalización, va a ser atractivo para diversos perfiles”, concretan.

A RAS DE CALLE

El restaurante ocupará buena parte de la planta a ras de calle y su fachada mirará a la calle Manuel Allende aunque, fiel a la filosofía de cambio arquitectónico, será la cocina la que vean los peatones y no las mesas del comedor, como es habitual en la mayoría de estos establecimientos.

La superficie para comer mirará hacia la plaza interior del edificio, la cual al estar a cubierto también podrá albergar a los comensales. Contará con 35 mesas y bancos para sentarse fijos, y otro mobiliario flexible para crear espacios abiertos cuando sean necesario.

“Queremos que pueda convertirse en la puerta de entrada y el motor de dinamización del nuevo edificio en su conjunto”, desean desde la entidad social. Porque otro de los proyectos en marcha es conseguir dotar al espacio de restauración de una agenda cultural y social que lo haga más atractivo a la ciudadanía. De ahí la opción de poder contar con mesas y sillas movibles y poder dejar sitio para pequeños conciertos o piezas teatrales en el patio interior.

Este aspecto cultural “es un valor añadido a la actividad del edificio, generará vida comunitaria y además servirá también para el desarrollo sostenible del proyecto”, concretan.

Para culminar una buena comida se tendrá la opción de subir a la gran terraza a generar en el tejado del edificio remozado. Ocupará parte de los dos lados interiores del solar contando con amplia superficie y zonas verdes, un espacio a modo de chill out del que disfrutar de un momento de relajo y tranquilidad, tanto para las personas de EDE Fundazioa que trabajarán en el emplazamiento como para otras personas que lo visiten.


La terraza chill out ocupa dos alas del edificio

Otro valor añadido al restaurante es la terraza con amplios espacios verdes que se va a crear en la zona más elevadas del bloque.

Oferta cultural para atraer a la ciudadanía

El patio interior del edificio será tomado por mesas y sillas en horario de comidas pero también por iniciativas culturales.