Pulsar el interruptor de la luz, hacer la colada en la lavadora o enchufar el móvil para cargar su batería son tres gestos a los que nos hemos acostumbrado y detrás de los que hay mucha tecnología, trabajo y proyectos de ingeniería punteros.

De que llegue la electricidad desde el punto en que se genera hasta los hogares y las industrias que la necesitan se encarga las 24 horas del día el Centro de Operación de Distribución (COD) que Iberdrola tiene en Bilbao a través de su empresa i-DE.

Es el cerebro de la energética bilbaina, unas instalaciones que se encuentran en plena expansión de neuronas tecnológicas para asumir los retos que ya están aquí. Javier Arriola, director de la Región Norte de i-DE explica a DEIA cómo “nos enfrentamos a un momento muy disruptivo en cuanto al papel que va a jugar la red. Va a tener que albergar toda la generación de nueva energía renovable y dar servicio a todos esos millones de puntos de suministros que se van a generar nuevos”. Esta tupida tela de araña eléctrica está incorporando ya los pequeños generadores de energía que la aportarán a la red cuando cubren su autoconsumo o los miles de enchufes particulares que se están instalando para cargar los coches eléctricos.

Más extensión y nuevos retos que pueden suponer un mayor número de incidencias que pueden dejar a los clientes sin servicio en una red neuronal ya considerable ahora mismo.

Unos datos para contextualizarlo. El COD de Bilbao gestiona la red de transporte y distribución de electricidad de Iberdrola en el País Vasco, Navarra, Cantabria y La Rioja.

Su actual sistema informático de telecontrol vigila una malla de infraestructura de cerca de 38.000 kilómetros de líneas eléctricas de todo tipo de tensiones desde las que llega en origen (muy alta), hasta la baja que es de la que se nutren los clientes. A ello se suma la vigilancia de 266 subestaciones y más de 18.000 centros de transformación, atendiendo a casi dos millones de abonados, de los cuales un tercio de los mismos, 678.849, se encuentran en Bizkaia.

El otro escenario a futuro en el que trabaja ya el equipo de Isabel Loureiro, responsable de Planificación de Red de Iberdrola, es la preparación para todo lo que está llegando como consecuencia del cambio climático. “Estamos ya inmersos en él y la probabilidad de eventos meteorológicos muy exigentes para la red de distribución es altísima”, explica. Pone ejemplos. “Ya tenemos DANA fuera de temporada, ciclogénesis explosivas de vez en cuando y se van a generar más fenómenos climáticos que nos van a afectar, y mucho”.

Cambio climático

De hecho, como explica Jesús García, el responsable del COD en Bilbao, “la climatología es la principal actividad generadora de problemas”. La previsión de fuertes vientos, grandes tormentas y nieve son las tres causas que provocan más alarmas en el centro tanto antes de que ocurran, para estar preparados, como después de finalizadas, para solucionar los cortes de energía que se puedan generar por caídas de árboles o zonas anegadas que afecten a infraestructuras energéticas.

El cerebro de Iberdrola recibe al minuto los avisos meteorológicos de Euskalmet, Aemet y otros servicios similares y con esos datos “hacemos la recomendación de si entramos en nivel de alerta o subimos al de emergencia”, explica el jefe del centro.

Unas situaciones atmosféricas que van a ir a más según todos los expertos por lo que García reconoce que “el COD va a crecer en cuanto a responsabilidades de control y gestión y también de plantilla”.

En la actualidad son 38 personas las que trabajan en este centro todos los días del año, las 24 horas del día. Un grupo de operadores y responsables muy especializado que puede movilizar hasta medio millar de operativos, tanto en oficina como en el exterior, para resolver cualquier tipo de incidencia.

La automatización y el despliegue de sensores que ha ido implementándose en la red de distribución durante las últimas dos décadas supone que prácticamente todo se pueda controlar desde el COD. Empezando a nivel más básico por los contadores inteligentes que desvelan el consumo de cada abonado hasta el funcionamiento de las grandes subestaciones de los que se nutre de energía el sistema.

Incluso supervisan los clientes que tienen en su domicilio un soporte vital de algún tipo. “Hicimos una campaña para registrar estas personas, y son varios miles, para que en caso de que haya una interrupción de energía, priorizar a este abonado el suministro”, desvela el responsable del COD.

El centro de control cuenta también con “un plan de emergencia que cubre todas las contingencias que estamos acostumbrados a vivir”, explica García. Ello les permite actuar con celeridad como ocurrió recientemente en el barrio San Miguel de Basauri donde se perdió la subestación de la zona a las tres de la madrugada “y a las siete de la mañana ya estaba todo en orden y no se enteró nadie de la falta de energía cuando se levantó de la cama”, detalla.

Inteligencia artificial

La inteligencia artificial también está presente “implantando lógicas en el sistema por las que no esperamos a que pase algo o que un cliente nos llame. Por ejemplo, el propio contador cuando hay un incidente toma acciones y manda avisos al COD”, describe Isabel Loureiro. Su compañero Jesús García amplía la información y asegura que esta situación “ocurre ya en la mitad de los incidentes que se registran”.

De todas formas, el factor humano sigue siendo esencial. Son cuadrillas de operarios sobre el terrenos los que tienen que ejecutar las reparaciones, a veces en lugares insospechados y con la ayuda incluso de helicópteros de la Ertzaintza. También se tiene que comprobar que no hay energía en un tramo afectado, por ejemplo al picar una excavadora un tendido subterráneo, ya que aunque previamente se le haya retirado el fluido desde el COD –en menos de tres minutos se deja aislado un tramo averiado–, hay que cerciorarse de que no es peligroso para cualquier persona que vaya a actuar sobre los cables. “Todo el tema de seguridad se rige por unos protocolos muy estrictos”, especifica el jefe del centro.

La responsable de Planificación pone en valor todo este trabajo conjunto al concretar que “hemos mejorado mucho la calidad del suministro pero es que el nivel de exigencia va a ser mucho mayor”. Un dato que avala esta afirmación es el que aporta Javier García: “No tenemos interrupciones del servicio muy largas; el 70% de cualquier incidencia de media tensión los reponemos en menos de 30 minutos”, asegura.

Todo un nivel de servicio que todavía tiene que mejorar aún más. “Los nuevos escenarios que vienen van a obligarnos a gestionar la red de una forma muy distinta a la actual. Va a haber que desarrollarla más pero también hacer un mejor uso de la tecnología y, por ejemplo, utilizar mejor los cables existentes”, indica Arriola.

Loureiro es más directa al asegurar que “hasta ahora los consumos crecían poquito pero lo que está pasando ahora ya va a revolucionar todo. Hay que identificar donde falta red para aumentarla y con la que tenemos sacarle chispas, porque no se va a poder crecer todo lo que desearíamos”.

Abonados

1,9 millones atendidos. El COD vigila el suministro de casi dos millones de clientes, un tercio en Bizkaia, casi 440.000 en Gipuzkoa y 200.000 en Araba. Nafarroa suma 388.000, La Rioja casi 245.000 y Cantabria no llega a 30.000 abonados.

38.000 km.

Extensión de la red. El COD controla una malla de infraestructura de cerca de 38.000 kilómetros de líneas eléctricas de todo tipo de tensiones desde las que llega en origen (muy alta), hasta la baja que es de la que se nutren los clientes.

Incidencias

Condiciones climáticas. La mayoría de las alarmas importantes que saltan en el centro son causadas por el viento, tormentas y nieve que afectan por su intensidad a diferentes puntos de la red distribución.

Personal

38 personas las 24 horas. No hay descanso en el COD ya que es atendido a turnos por 38 personas todos los días del año con capacidad para movilizar hasta medio millar de efectivos sobre el terreno y en coordinación.

La cifra

70%

El centro es capaz de resolver siete de cada diez alarmas que se registran en la red de media tensión en menos de media hora desde que se activa.