SIN ningún riesgo clasificatorio por la parte baja de la tabla y con ganas de completar un buen final de temporada que le permita repetir participación continental la próxima temporada, el Surne Bilbao Basket tratará de hacer valer el domingo (17.00 horas) su sobresaliente trayectoria como local ante un Monbus Obradoiro en situación límite, ocupando puestos de descenso y con un solo éxito en sus últimos catorce encuentros. El conjunto vizcaino ha asfaltado con su solidez como local su camino hacia una resolución de campaña sin sobresaltos. A día de hoy acumula siete victorias consecutivas en el Bilbao Arena, con víctimas tanto de rango play-off (Baxi Manresa, Valencia Basket, Baskonia y Dreamland Gran Canaria) como más terrenales (Bàsquet Girona, Casademont Zaragoza o Joventut) luciendo números ofensivos y sobre todo defensivos más que destacables.

En estos siete últimos compromisos saldados con triunfo al calor de su público, el conjunto dirigido por Jaume Ponsarnau ha sabido hacer buena la teoría de los vasos comunicantes en su juego. Su excelente rendimiento defensivo le ha permitido jugar con velocidad y fluidez a la hora de buscar el aro rival y el hecho de lucir notables porcentajes de acierto en la parcela ofensiva le ha aportado la energía y el deseo necesarios para emplearse a fondo en retaguardia. Así las cosas, en estas siete victorias los hombres de negro han promediado 84 puntos anotados cuando en el global de los 29 encuentros disputados hasta el momento se quedan en 79,6 (el tercer peor registro de la competición) mientras que han sido capaces de dejar a sus rivales en unos excelentes 73, un diferencial de once puntos más que apreciable.

Haber limitado en su día al centelleante Manresa a solo 54 puntos, treinta por debajo de su promedio, engalana esos buenos datos defensivos, pero lo sustancial es que solo uno de los siete rivales de los de Ponsarnau fue capaz de superar la barrera de los 80 puntos: el Zaragoza con 83. El Joventut se quedó en 71, diez menos que su promedio; también el Gran Canaria, trece por debajo; el Girona en 74, el Valencia en 78 y el Baskonia en 80. Por su parte, los anfitriones solo se quedaron por debajo de la barrera de los 80 puntos frente a los de Pedro Martínez y superaron la de los 90 contra los equipos dirigidos por aquel entonces por Álex Mumbrú (93) y Carles Duran (92), destituidos posteriormente.

En esta racha de siete victorias seguidas en Miribilla, los números ofensivos son en general muy buenos: 54,5% en tiros de dos puntos (por encima del 50% en las cinco últimas), 36,8% en triples (superando el 40% en tres ocasiones), 19,4 asistencias y 12,5 pérdidas. Pero son los defensivos los que han marcado diferencias, con los rivales promediando muy pobres niveles de acierto tanto desde la línea de 6,75 (30,7%) como en las distancias cortas e intermedias (46,2%). En este último aspecto del juego, solo el Baskonia fue capaz de superar el 50% de acierto, mientras que el resto de equipos no llegaron ni siquiera al 48%. En lo referente a la larga distancia, el Joventut quedó limitado al 19% (luce un 34% en el global de la temporada), el conjunto alavés al 20% (muy por debajo de su 36,5%), el Manresa al 22% y el Gran Canaria y el Girona tampoco superaron el 33%.

Referentes anotadores

En lo que respecta a los jugadores que han asumido mayores galones ofensivos en esta racha de victorias como local, las responsabilidades han estado bastante repartidas con hasta cinco jugadores figurando como máximos anotadores en los siete encuentros. Sacha Killeya-Jones proporcionó el mayor suministro de puntos contra el Baskonia (22 puntos), el Zaragoza (19) y el Valencia (18), Keith Honsby lució ante el Gran Canaria con 21, Alex Renfroe facturó 20 contra el Girona, Adam Smith metió 18 en el enfrentamiento con el Valencia Basket y Kristian Kullamae destacó con 17 en la victoria ante el Joventut.

La cifra

73

Son los puntos que han promediado los rivales de los ‘hombres de negro’ en los últimos siete encuentros en Miribilla, saldados todos con triunfo local. El Baxi Manresa se quedó en 54 y solo el Casademont Zaragoza superó la barrera de los 80, con 83.