Un horrible tercer cuarto resuelto con un contundente 26-12 cortocircuitó este sábado al Surne Bilbao Basket en su visita al Morabanc Andorra y le hizo tirar por la borda sus notables 17 minutos iniciales y convertir en infructuosos sus intentos finales de remontada después de llegar a verse hasta por 15 puntos por debajo en el luminoso. Al conjunto de Jaume Ponsarnau volvió a salirle muy caro regalar un cuarto a un rival con el que comparte lucha en la parte baja de la tabla. No es, ni mucho menos, la primera vez que le ocurre y el resultado acostumbra a ser insatisfactorio porque ni antes tuvo la regularidad y la dinamita suficiente para decantar el choque su favor ni posteriormente la entereza y la solidez para recuperar el terreno perdido.

Y eso que el conjunto vizcaino jugó de manera notable hasta poco antes del ecuador de la contienda. El 34-43 que reflejaba el luminoso a 2:58 de la finalización del segundo cuarto pudo incluso haber sido mayor, pero un parcial de 19-3 en los siguientes seis minutos cambió el ecosistema de manera radical, pasándose a un ya indigesto 53-46. Y el derrumbe pasó a ser mayor, pues el mismo equipo que había firmado un 60% en tiros de dos puntos y un 44% en triples en los dos primeros cuartos hizo un 2 de 8 y un 1 de 9, respectivamente, en el tercero. Muy difícil de explicar esos pronunciadísimos dientes de sierra en un equipo que, además, perdió la consistencia defensiva de la que había hecho gala hasta ese momento ante un contrincante con muchísima pólvora a la hora de fabricar puntos.

Un viejo conocido como Tobias Borg, con 20 puntos y seis de siete en triples, y Jerrick Harding, autor de 21, fueron un tormento para la defensa bilbaina. En lo que respecta a los visitantes, 14 de los 16 puntos de Adam Smith llegaron en la primera parte, la posición de alero solo facturó dos puntos, los pívots pasaron también bastante desapercibidos y el desplome en la efectividad en el lanzamiento de larga distancia fue dañino a más no poder: del 8 de 18 hasta el descanso al 2 de 13 posterior al mismo.

MUY BUEN ARRANQUE

Una notable puesta en escena de los hombres de negro, con ocho puntos de Smith y cinco de Sacha Killeya-Jones en los primeros cuatro minutos, hizo posible que el dominio del luminoso fuese suyo (9-15), aunque los anfitriones mantuvieron la compostura de la mano de un gran Felipe Dos Anjos, muy dañino en las distancias cortas. Con ambos equipos jugando a tope de revoluciones, el Andorra aprovechó un par de pérdidas bilbainas (seis en el primer acto) para que Jean Montero explotara su verticalidad, lo que unido a cierta flojera de los hombres de negro en el cuidado del rebote ofensivo equilibró mucho las cosas (19-20), aunque su enorme acierto permitió a los visitantes cerrar el primer cuarto con ventaja (19-25).

En el arranque del segundo, los de Ponsarnau desperdiciaron un par de oportunidades para hinchar su colchón hasta los dobles dígitos y la línea de tiros libres fue un magnífico refugio para los del Principado. Natxo Lezkano tuvo que parar el choque con el 25-34 a poco más de seis minutos del descanso y los suyos intentaron responder con dos triplazos de Harding y otro de Borg, pero los tres encontraron respuesta de la mano de Kristian Kullamae, Thijs De Ridder y Smith. Dentro de ese alocado tira y afloja, fue el Andorra el que salió más beneficiado, pues logró conectar un parcial de 6-1 en los tres minutos previos al descanso, consiguiendo llegar al mismo con un 40-44 que le dejaba muy vivo en la lucha por el encuentro.

EL DESPLOME

En la reanudación, los anfitriones necesitaron menos de dos minutos para darle la vuelta al marcador (47-46) tras nuevo triple de Borg. Al conjunto vizcaino el aro se le empezó a hacer muy pequeño mientras el escolta sacó a relucir su fusil con tres misiles lejanos consecutivos. Ponsarnau tuvo que parar el choque con el 53-46 en el marcador tras un parcial total de 19-3. No hubo solución. Los porcentajes de acierto cayeron en picado, aparecieron las desconexiones en retaguardia por exceso de blandura y el técnico visitante se vio obligado a detener el choque de nuevo tres minutos después con un 61-52 que amenazaba ya a pérdida de contacto en el marcador con su rival.

Sin puntos cualquier intento de recuperar la compostura era misión imposible, por lo que al Andorra no le costó demasiado esfuerzo seguir abriendo brecha. Hasta los catorce puntos llegó su ventaja antes de que un triple de Denzel Andersson y un tiro libre de Melwin Pantzar abrieran un pequeñísimo resquicio para la esperanza con el 66-56 a diez minutos del final de la contienda.

Las penetraciones del voluntarioso Alex Renfroe se convirtieron en el único argumento ofensivo de los hombres de negro, demasiado pobre ante un Harding absolutamente desatado con ocho puntos seguidos. Tras verse quince puntos por debajo, un parcial de 0-6 permitió a los visitantes bajar de la sicológica desventaja de los dobles dígitos a cinco minutos del final (77-68). Cinco puntos de De Ridder y un tiro libre de Renfroe aportaron algo más de pimienta al desenlace (82-76), pero Marin Maric solucionó la papeleta para los suyos.