VICTOR Wembanyama no lo tenía nada fácil para superar las expectativas que había generado su llegada a la NBA. Teniendo en cuenta que un año antes de su debut una leyenda como LeBron James se refería a él como “un talento generacional; en los últimos años se ha hablado de muchos unicornios, pero él es un alien” y que estrellas del nivel de Giannis Antetokounmpo aseguraban estar “asustados” al verle en acción porque “va a ser un gran problema para el resto, nunca he visto algo así en mi vida; es una locura porque es más alto que Rudy Gobert y tapona como él, pero también tira como Kevin Durant”, el listón estaba por las nubes, en la estratosfera. Sin embargo, el pívot francés de 20 años lo ha superado con creces desde su privilegiada atalaya de 2,24 metros. De momento no ha conseguido que los San Antonio Spurs (22-60, penúltimos en el Oeste) salgan del sótano de la tabla, pero su año rookie ha sido histórico en lo individual. Y su técnico, Gregg Popovich, que algo sabe de este negocio, lanzó el domingo un aviso a navegantes: “Tiene cualidades innatas para entender el juego que me recuerdan a Tim Duncan y el deseo de ser el mejor”.

Wembanyama ha acabado su primera temporada en la mejor liga del mundo promediando 21,4 puntos, 10,6 rebotes, 3,9 asistencias, 3,6 tapones (líder de la NBA) con un 32,5% en triples. Para poner esos números en perspectiva, basta recordar que en su primer curso como profesional LeBron firmó 20,9 puntos, 5 rebotes, 6 asistencias, 0,7 tapones y un 29% desde la larga distancia jugando diez minutos más por encuentro. Pero en el caso de Wemby no todo han sido números, sino que en cancha se ha visto a un jugador capaz de trasladar su único repertorio de habilidades desde Francia a Estados Unidos sin ningún problema.

Su capacidad de intimidación, sobre todo a base de tapones pero también robando balones, gracias a su inigualable envergadura ha quedado fuera de toda duda –para el recuerdo, ese choque contra Memphis en el que tres jugadores rivales salen al contraataque, él les espera debajo de su aro y prefieren pasar el balón a un lateral antes que entrar en su espacio de influencia–, al igual que su amenaza multidisciplinar en ataque, subiendo la bola como un base, tirando triples tras fabricarse su propio lanzamiento como un escolta o penetrando a canasta con un manejo del balón digno de alero. Y todo con una naturalidad que llama la atención no solo por su gigantesca estatura, sino por su juventud.

Si se analizan estrictamente sus registros estadísticos, entran directamente en la categoría de lo histórico. Al ser un jugador tan especial y lucir en prácticamente todas las facetas del juego, ha logrado hitos que le colocan a la altura de algunas de las mayores leyendas de la historia de la NBA. Para empezar, es el único novato que logra superar en su curso de estreno los 1.500 puntos, los 200 tapones y los 100 triples y el segundo, desde el mismísimo Michael Jordan, que lidera a su equipo en cuatro de las cinco principales categorías estadísticas. Y en el actual baloncesto, en el que el triple es un arma de destrucción masiva, hay un dato escalofriante teniendo en cuenta su altura y su juventud: ha sido el jugador con mejor porcentaje de acierto de toda la competición en triples con step back con un magnífico 46,2%, por delante de Darius Garland (45,3%) y Donovan Mitchell (44,7%).

Contra los New York Knicks firmó un partido de 40 puntos y 20 rebotes, el primer novato desde Shaquille O’Neal en llegar a esos guarismos, y su primer triple-doble, en enero ante los Detroit Pistons, llegó con dos plusmarcas, pues se convirtió en el jugador más joven en lograrlo sin cometer pérdidas de balón y se puso a la altura de Russell Westbrook como los únicos que han logrado dobles dígitos en tres categorías estadísticas en menos de 22 minutos de juego. Pero es que, además, tampoco se quedó lejos de alcanzar un cuádruple-doble, algo que solo se ha visto cuatro veces en la historia de la NBA. En quince días entre marzo y abril consiguió 33 puntos, 15 rebotes, 7 asistencias y otros tantos tapones contra Brooklyn y 23 puntos, 15 rebotes, 9 tapones y 8 asistencias ante los Denver Nuggets y Nikola Jokic.

De cara a su segundo curso, Wembanyama debería seguir progresando y entrar ya en la categoría de All Star, optar a tener presencia en uno de los mejores tres quintetos de la liga y ser candidato al galardón de mejor jugador defensivo. Su carácter competitivo tendría que impulsarle. “Mi impresión es que no he superado ninguna expectativa, que debí hacer más”, dijo el domingo.