“Aupa, Jokin”. Una pareja que está de visita en Sevilla saluda con efusividad a Caparrós, que responde con una sonrisa. Un suspiro después, un par de muchachos le gritan, al unísimo: “Eres el más grande de Sevilla”. Responde de igual manera, con un gesto de agradecimiento y una sonrisa de oreja a oreja. Después, señala la Torre del Oro y la catedral de Sevilla y posa para la foto en el puente de San Telmo que une las dos orillas del Guadalquivir.

Lo primero de todo, ¿qué tal está?

Bien, muy bien. Como siempre. Los que tenemos este espíritu siempre estamos bien. Ahora viendo mucho fútbol y esperando al magnífico espectáculo que va a haber el sábado, que va a ser espectacular tanto dentro como fuera.

En abril de 2019 dio a conocer que padecía leucemia crónica. ¿Cómo lleva la enfermedad?

Bien, bien. Lo llevo controlado. Paso mis controles y, de momento, perfectamente. No me han prohibido absolutamente nada. Sigo haciendo mi vida, pero tengo que ser muy riguroso con los controles que me manda el especialista.

¿Cómo se tomó la noticia?

Es una enfermedad que cuando te la dice el médico y está cara a cara contigo pues…

¿Da miedo?

Claro. Me quedé… me explicaron un poco. La verdad es que los médicos tuvieron muchísima empatía, me explicaron el tema y me dijeron que podía seguir haciendo mi vida. La prueba está que seguí entrenando. Cuando recibí la noticia estaba en el Sevilla, seguí haciendo mi actividad de entrenador y luego he estado tres años en Armenia. Insisto, lo que hay que hacer es ser riguroso con los controles médicos.

¿Le ha cambiado mucho la vida?

Me ha cambiado la vida de la importancia que es una simple analítica. Yo llevaba años y años sin hacerme una analítica. Fue en una analítica rutinaria que se hacía el equipo y me dio, no sé muy bien por qué, por hacérmela ese día y fue cuando a posteriori me diagnosticaron la enfermedad. Por lo tanto, sí que recomiendo a la gente que de vez en cuando se haga una analítica porque si ese tipo de cosas se coge a tiempo siempre hay más posibilidades de que no vaya a más.

¿Cómo convive con ella en el día a día?

Lo llevo con normalidad. Sigo con mi vida igual. Salgo y si tengo que tomarme una copa me la tomo, entreno exactamente igual que antes… Lo único, lo que te he comentado, que tengo que ser muy riguroso con los controles cada cuatro meses.

Eso de llevar una vida normal, al menos esta semana, no le estará siendo fácil, pues somos muchos los medios de comunicación que estamos reclamando su atención…

Es normal, ¿no? Y bienvenido sea. Siempre que me llamáis cualquier medio de Bilbao para hablar del Athletic estoy a vuestra disposición. Fueron cuatro años muy intensos. Siempre ha habido una relación magnífica y la prueba está en la relación que sigo manteniendo con la mayoría de los medios de allí.

“Cuando nosotros llegamos, la gente decía que Lezama estaba agotada. Y la verdad es que no”

Esa naturalidad de la que habla hace tiempo que la perdió el fútbol.

Eso ya se ha perdido. El fútbol ha cambiado en muchas cosas, como ha cambiado la sociedad. Todo es el aquí y ahora. La inmediatez. Lo que importa es todo lo nuevo, que por el mero hecho de ser nuevo ya tiene validez. No se le da criterio, no se verifican las situaciones, las noticias y lo que vale es la inmediatez, como te digo. No se habla realmente de lo que creo que se tiene que hablar, que es de fútbol. No se habla del planteamiento del entrenador, no se habla del estado de forma de un equipo, de ese futbolista, dónde va a firmar, si va a renovar... Se habla más de cosas como de la pareja de uno, de otro… El mismo VAR. Se habla mucho más del VAR que de cualquier planteamiento del entrenador. O de los líos que hay en la Federación. Nos está llevando a un fútbol en el que se está viendo que lo más sano de este deporte son los futbolistas. Y el balón, como siempre se ha dicho. Pero sobre todo los futbolistas. Creo que la gente tendría que hacer una reflexión, porque todo cansa.

En eso que comenta de la buena relación con los medios y de que está siendo protagonista en varios de ellos es porque también dejó huella en Bilbao. ¿Es consciente de ello?

Bueno… sí. Yo creo que hicimos un buen trabajo, fuimos de menos a más. Nos encontramos con una situación complicada y la sacamos adelante entre todos: con un buen grupo de trabajo, un presidente (Fernando García Macua) y su Junta Directiva, una dirección de Lezama con Jabo Irureta, con Manolo Delgado Meco... Fuimos conscientes de la importancia que tenía mirar abajo, de la importancia que tiene Lezama. Yo digo que Lezama es un pozo sin fondo que continuamente está generando mucho talento. La prueba la tenemos en la plantilla actual. Yo recuerdo también el equipo cuando nosotros nos fuimos, en el que había gente con muchísima proyección, con mucho recorridos. La prueba está en los resultados que consiguió luego Bielsa, con futbolistas que fueron internacionales e incluso campeones del mundo. Aquel era un equipo muy bonito y ahora sucede exactamente igual. Ernesto (Valverde) está haciendo un magnífico equipo, con futbolistas jóvenes con muchísimo talento, y me consta también el magnífico trabajo que está haciendo Carlos Gurpegi en el Bilbao Athletic. Por lo tanto, eso es señal de que hay una continuidad en el futuro del Athletic a corto y medio plazo.

El club también es consciente del papel que jugó usted durante sus cuatro temporadas en Bilbao. De hecho, el pasado mes de noviembre el Sevilla le rindió un sentido homenaje y hasta la capital andaluza se desplazaron José Ángel Iribar y el presidente, Jon Uriarte…

También estuvo Fernando García Macua. Y les estoy muy agradecidos a todos ellos y al club. Para mí fue una sorpresa encontrarme al presidente, al que no conocía. Me causó una magnífica impresión. Gente joven, con ganas de hacer cosas. Y luego, pues Ángel… al cual ya no solo futbolísticamente por todo lo que ha conseguido, sino que a nivel personal le estaré siempre siempre agradecido por todo lo que me dio estando en el Athletic. Ángel me puso al día de lo que era el Athletic, de su historia, me ayudó también a conocer a la sociedad vasca. Tanto a Iribar, como a Jabotxa, que era el jefe de prensa que estaba entonces, les estaré siempre agradecidos porque me ayudaron muchísimo a mi adaptación a lo que era no solamente el Athletic, también a la sociedad vasca, de la que me quedé…

¿Enamorado?

Sí, totalmente. Soy un fan vuestro. De la sociedad vasca y todo lo que es el Athletic.

“Es una final abierta entre dos equipos que juegan con las cartas boca arriba; no hay favoritos”

Pocas semanas después devolvió la visita a Bilbao, pues fue uno de los invitados a los actos de clausura del 125 aniversario del club, que tuvo su colofón con la inauguración de la estatua de Iribar en la explanada de San Mamés.

Aquello fue un acto espectacular, muy bien organizado. Volví a encontrarme con directivos de aquella época, con muchísimos futbolistas… Felicité al presidente personalmente por ello. Me quedo corto diciendo que la estatua a Ángel es totalmente merecida. Fue muy emotivo todo lo que sucedió ese día, que se cerró con un partido redondo contra el Atlético de Madrid.

Si le digo que en buena medida la historia más reciente del Athletic cambió de su mano, ¿qué le parece?

Es verdad que después de 25 años el equipo volvió a jugar una final de Copa. Había una discusión en la sociedad en torno al Athletic, se decía que Lezama no daba para más. Se hizo un magnífico trabajo. Fue también importante el trabajo que nos dejó hacer el club, en ese caso Fernando García Macua con toda su Junta Directiva. En el área deportiva decidíamos nosotros y estábamos rodeados de gente como Irureta o Manolo Delgado.

¿Cree que con usted volvió a empezar todo?

La verdad es que fue tremendo. Lo de la final fue una locura, pero no solo eso… mira la semifinal.

¿Ese partido contra el Sevilla en San Mamés supuso un cambio de chip a nivel general?

Diría que sí. Aquel partido fue tremendo. El partido de ida lo jugamos aquí en Sevilla y luego esperamos un mes para la vuelta. En ese tiempo se vivió algo muy grande en Bilbao y Bizkaia. La gente te paraba por la calle, te animaba… Y luego, el ambiente que hubo en la previa. La plaza Moyua llena, todo el acompañamiento al autobús hasta el campo… Y San Mamés. Inolvidable. Lo reunió todo. Era un día como el de hoy -llueve en Sevilla-, meón como digo yo. Esa neblina… Todo eso nos dio alas. Fue el mayor efecto motivador que pudimos tener. Todo estaba predestinado para que fuera un día grande y los jugadores estuvieron de diez. Y luego, la final, que fue una locura. Qué de gente dentro y fuera de Mestalla. Aunque perdimos, cuando llegamos a Bilbao parecía que habíamos ganado. Los jugadores se sorprendían, nos decían al presidente y a mí que el Athletic era un club que tenía que ganar. No nos quedó más remedio que echarnos a la calle a agradecer el cariño que recibimos de la afición. Hubo un antes y un después de aquello, sí.

Desde entonces, el Athletic ha jugado cinco finales de Copa, seis con la del sábado, tres de Supercopa y una de Europa League. Algo hizo clic entonces.

Pero porque se volvió a creer otra vez en Lezama. Cuando nosotros llegamos, la gente decía que Lezama estaba agotada. Y la verdad es que no. Se incorporaron un buen número de jugadores de abajo con muchísimo talento y eso hizo que el Athletic fuera otra vez el de siempre. Y luego está el nivel de exigencia que tiene la afición del Athletic. Sabiendo las limitaciones del mercado, la gente exige. Y eso es bueno. El nivel de exigencia es buenísimo para todos. Te exige llegar lo más lejos posible en Copa, estar en competiciones europeas… Y eso hace que este todo el mundo con las uñas afiladitas, tanto jugadores, como cuerpo técnico y la Junta Directiva. Y como hay elecciones cada cuatro años, eso también supone una evaluación para los dirigentes. En el fútbol se está perdiendo eso, porque ahora hay dueños que ni siquiera viven en la ciudad, que no conocen nada de la historia de los equipos que han comprado…

Pero la Copa se sigue resistiendo. Es una herida abierta que no termina de cerrarse…

Sí, pero lo importante es estar ahí. Todas esas finales significan que se ha llegado. Es verdad que las finales hay que ganarlas, pero se ha llegado. Todo el mundo hace ese mismo recorrido, pero se van quedando. Ahora, el Athletic se va a ver las caras con otro equipo muy ilusionado, como es el Mallorca.

“El Athletic tiene una ventaja, cuenta con futbolistas que han vivido estas situaciones, pero sobre todo tiene a Ernesto”

El presidente del Mallorca dijo el lunes que el Athletic es favorito en la final. ¿Qué le parece esa afirmación?

Yo creo que en una final no hay favoritos. Pueden pasar muchas cosas. Cualquier error, una expulsión… Es una final abierta entre dos equipos que juegan con las cartas boca arriba. Podríamos adivinar los onces de los dos equipos. Por eso es importante que la gente esté muy concentrada. El exceso de motivación te puede desequilibrar.

¿Y a cuál de los dos equipos le puede perjudicar más ese exceso?

Depende. El Athletic tiene una ventaja, que tiene muchos futbolistas que han jugado finales. Pero también todo lo que arrastra el entorno puede llevarle a ese exceso de motivación. Cuenta con futbolistas veteranos que han vivido estas situaciones, pero sobre todo tiene a Ernesto (Valverde). Ha jugado finales, ha estado en situaciones como esta con anterioridad y es el que mejor sabe templar ese exceso de motivación.

¿Hay algo de juego psicológico en señalar al rival como favorito?

No. Eso es algo más periodístico. El futbolista cuando salta al campo sabe que está jugando una final y tiene que salir muy concentrado, porque cualquier error puede hacer que pierdas el partido.

Estuvo cuatro años en Bilbao y en torno a un año y medio en Mallorca. ¿Con quién va usted en esta final?

Es complicado… Fueron cuatro años intensos en Bilbao y el roce hace el cariño. Pero en Mallorca hicimos también un buen trabajo el primer año. En el segundo hubo un lío accionarial y se tuvieron que vender a jugadores importantes. Pero la relación con los dirigentes fue espectacular.

No se puede mojar…

No (se ríe).