Decía Ana Viñals que se trata de un proyecto “realista y necesario”. Se refería la candidata de Elkarrekin Podemos a la Alcaldía de Bilbao al derribo del viaducto de Rekalde, un plan urbanístico que ya está en cartera, tal y como ya confirmaron hace unos meses de la Diputación Foral de Bizkaia: este año se sacará a concurso el proyecto para construir la variante –lo que implicará el deseado derribo del viaducto que atraviesa de parte a parte este barrio– y en los ejercicios de 2024, 2025 y 2026 se acometerían las grandes inversiones que requiere una infraestructura de estas características.

La propuesta llegaba ayer, en un acto de campaña organizado en el parque Eskurtze en el que la portavoz de la coalición de izquierdas reivindicó un urbanismo al servicio de las personas. “Si queremos lograr una ciudad más humana y más vivible, necesitamos más zonas verdes dentro de nuestro casco urbano”, resumía Viñals frente a un panel con un par de infografías sobre esta zona de la ciudad con viaducto y sin él. “Con su ejecución [la del proyecto de derribo] se mejoraría la vida cotidiana de muchos bilbainos y bilbainas”, valoró ya que, entre otras cuestiones, se eliminaría ruido y contaminación además de que se ganarían miles de metros cuadrados de zonas verdes en La Peña, San Adrián, Irala, Rekalde, Masustegi, Altamira, Zorrotza y Zazpilanda. “Sin duda, cubrir la A8 con zonas verdes es una solución buena para el sur de Bilbao”, enfatizó Viñals.

Este planteamiento defendido desde la formación morada contemplaría acondicionar las tapas con las que se cubriría la A8 con nuevas zonas verdes que conectarían todos los barrios ahora separados por el asfalto.