Virgencita, que me quede como estoy. Este es el lema que debe acompañar al Bilbao Basket en lo que queda de temporada, al que llega con muy escasa munición por culpa de las lesiones que han destrozado su rotación exterior y porque ya las piernas no acompañan al esfuerzo que piden las cabezas, o viceversa. Después de que cuatro victorias consecutivas hicieran pensar en ganar alguna posición e incluso elucubrar, sin demasiado fundamento, con alcanzar las posiciones de play-off, tres derrotas seguidas han recordado que un objetivo más cabal es tratar de mantener la undécima plaza, que tampoco será fácil ya que las capacidades de los hombres de negro son ahora mismo muy limitadas y lograr una victoria en los tres partidos que quedan se antoja hasta complicado.

Varios jugadores del Bilbao Basket tuvieron el balón en sus manos más tiempo de lo que acostumbran y se sucedieron los errores

Ya advirtió Jaume Ponsarnau que sin sus dos principales anotadores desde el perímetro tocaba recolocar todas las piezas y que el partido ante el Girona llega pronto. Los cuarenta minutos de ayer le dieron la razón porque su equipo fue un querer y no poder. Con casi tantas canastas como pérdidas de balón, seis triples anotados en veintiún intentos y quince lanzamientos a canasta menos que su rival, el Bilbao Basket fue una víctima propiciatoria para un Girona que tampoco va sobrado en estos momentos, pero que sí tiene piezas desequilibrantes, sobre todo Ike Iroegbu, clave para el despegue de su equipo antes del descanso con nueve puntos consecutivos. También los bilbainos son pieza fácil para los arbitrajes, tanto que ayer todas las muchas revisiones, eternas, cayeron en su contra.

El partido, de escasa calidad, careció de ritmo por las continuas interrupciones, hubo hasta 45 tiros libres lanzados entre los dos conjuntos, y la defensa de los de Fotis Katsikaris apostó con acierto por apretar siempre al poseedor del balón y colapsar la zona. Varios jugadores del Bilbao Basket tuvieron el balón en sus manos más tiempo de lo que acostumbran y fuera de sus zonas de influencia y se sucedieron los errores. Fue un problema, incluso, encontrar buenos tiros y cuando llegaban, el acierto no apareció. Las penetraciones de Pantzar, los tiros libres de Renfroe y los balones cerca del aro de Hlinason fueron los recursos más eficientes del conjunto vizcaino para sujetarse al partido hasta el descanso.

Los hombres de negro han quemado ya muchas naves y las lesiones les obligan a revisar su temario sin tiempo para memorizarlo

Una vez que Iroegbu abrió brecha al final de la primera parte, el Bilbao Basket aguantó algunos minutos más a duras penas hasta que Goloman con seis puntos seguidos y York, con un triple tras rebote ofensivo, pusieron la ventaja por encima de la decena antes de que de nuevo Iroegbu rematara la faena con otros seis puntos de tacada al inicio del último cuarto. Los hombres de negro iban, trataban de poner de su parte, pero hacían la goma ya que estaban en una guerra con tirachinas. La victoria, como la semana pasada, cayó del lado del que más la necesitaba. Es lo normal cuando se miden equipos de similar potencial. El Bilbao Basket ha quemado ya muchas naves esta temporada y las lesiones le han tocado en la línea de flotación, obligándole a revisar su temario cuando no le queda tiempo para memorizarlo de nuevo.