EL Mazda3 es una de las raíces con las que el constructor japonés se aferra al mercado cada vez con más fuerza. Este turismo de clase media se ha convertido, junto a los crossover CX-3 y CX-5, en promotor de la buena sintonía que la marca mantiene con el público. Es probable que dicha armonía se intensifique a partir de ahora debido a la incorporación al reparto del modelo de una segunda motorización diésel con algo menos de potencia (105 CV) e inferior precio (desde 20.325 euros).
La nueva propuesta viene a restañar una fisura en la oferta por la que a la firma se les escapaban clientes hacia la competencia. La gama del Mazda3 proponía hasta el momento tres posibilidades de elección motriz de gasolina (con 100, 120 y 165 caballos) y una sola a gasóleo, la 2.2 Skyactive-D de 150 CV. Por rendimiento y por coste, esta variante podía resultar algo excesiva a una parte de la clientela potencial del vehículo. Ahora, el hipotético problema queda resuelto con la salida a la venta de una segunda interpretación diésel, la 1.5 Skyactive-D con 105 CV, más acorde a lo que demanda el comprador medio en este segmento del mercado.
Da vida a esa alternativa una mecánica de cuatro cilindros y 1.499 CC, que va provista de sobrealimentación por turbocompresor de geometría variable e inyección common rail. La motorización, que equipa sensor de velocidad, desarrolla una potencia máxima de 105 CV a 4.000 rpm, entregando un par máximo de 270 Nm entre 1.600 y 2.500 rpm. Pesa cincuenta kilos menos que el bloque 2.2 de 150 CV.
La nueva ejecución atenúa levemente sus prestaciones. Cede un poco de agilidad y otro poco de velocidad para mitigar el consumo y las emisiones de escape. Acredita, no obstante, cifras más que decorosas de rendimiento dinámico. El Mazda3 que la instala es capaz de acelerar hasta 100 km/h en 11 segundos y puede rodar a un máximo de 185 km/h; el motor superior acredita 8,1 segundos y 210 km/h.
La jerarquía se invierte al llegar a la estación de servicio, donde el propulsor de 1,5 litros brilla al conformarse oficialmente con 3,8 litros de promedio mínimo; los 45 caballos adicionales del bloque 2.2 reclaman al menos 4,1 litros a los cien. Esa austeridad en el gasto de la mecánica ‘pequeña’ se traduce en un impacto medioambiental inferior, ya que exhala únicamente 99 gramos por kilómetro de dióxido de carbono. Este motor incorpora, además, tecnología ‘Natural Sound Smoother’, que reduce la sonoridad y las vibraciones. Puede asociarse a transmisiones manual y automática de seis velocidades.
Además, el lanzamiento de la nueva propuesta gasóleo permite recortar algo el precio. La reducción es importante, aunque el fabricante evita marcar grandes distancias aplicando a la versión superior un descuento algo más suculento (3.200 euros). Así pues, la diferencia final de precio se queda en seiscientos euros. La mecánica 1.5 Skyactive-D de 105 CV está disponible en los formatos habituales del Mazda3, SportSedan y cinco puertas. El primero, que cuesta 500 euros más, aprovecha su mayor eslora (4,59 frente a 4,47 metros) para brindar un holgado maletero (419 litros, 55 más).
El Mazda3 adopta tres niveles de acabado. Hay una terminación básica Pulse que se reserva al motor gasolina básico y a la carrocería de cinco accesos. La ejecución media Style, la de acceso para el nuevo diésel, incluye de serie un completo equipamiento: climatizador doble, programador de velocidad, regulación en altura en los asientos delanteros, arranque por botón, cuatro elevalunas eléctricos, equipo de sonido con USB y Bluetooth, así como llantas de aleación de 16 pulgadas. La terminación Luxury agrega panel de proyección de datos sobre el cuadro de instrumentos, cámara de visión trasera, faros de xenón, retrovisores con plegado eléctrico y llantas de aluminio de 18 pulgadas.