Bilbao. Pili Manterola es toda pasión cuando habla de su experiencia en el programa Txoriene, de su labor en el restaurante familiar, Iribar, y, sobre todo, cuando define su pueblo, Getaria. Lleva cuatro temporadas en Euskadi Irratia y esa experiencia le ha ayudado a estar más suelta ante las cámaras. Se declara totalmente enganchada a un programa que le permite conocer cada semana a un cocinero vasco.

Nunca había hecho televisión.

-Había participado en algún pequeño programa, pero no había hecho televisión de esta forma, con un programa diario, de lunes a viernes. Nunca había sido presentadora.

¿Más cómoda en los fogones que ante las cámaras?

-Al tener un restaurante y atender a clientes, siempre he trabajado de cara al público y eso ayuda mucho. Además, me han hecho entrevistas porque en Getaria siempre tenemos algo.

¿Le ha enganchado la televisión?

-Llevo cuatro temporadas haciendo radio en Euskadi Irratia, eso te da soltura a la hora de hablar, aunque no tengas las cámaras enfrente siempre ayuda también mucho y te hace desenvolverte mejor.

¿No tenía miedos?

-Claro que sí, tenía miedo a no dar la imagen. En eso sí que hay diferencias con la radio, es lo que más me costó al principio, pero aquí estoy. Vine a Txoriene para seis semanas y ya llevo unas cuantas más.

¿Su vida gira sobre el restaurante familiar?

-Soy la tercera generación del restaurante Iribar de Getaria. En este pueblo en conjunto por la gastronomía, hay mucha oferta, y si no vas a uno, vas a otro, pero la cosa es comer en Getaria, tenemos que vender la marca.

Y lo hace usted muy bien.

-Getaria tiene muchas cosas que ofrecer.

¿Qué es lo que más le sedujo de la cocina, la tradición familiar o el cocinar?

-La vida te lleva por muchos caminos. Estudié en la Escuela de Hostelería de Madrid y mi maestro fue Irizar. Había un negocio por medio y si no eres super buena estudiante, todo se une para que decidas. Mi hermana y yo con catorce y quince años estábamos aquí trabajando. Lo que mis padres sí querían es que saliéramos y tuviéramos una formación, por eso nos fuimos a Madrid, y que no nos quedáramos solo con lo de casa, una oportunidad que ellos no tuvieron.

¿Cómo ves 'Txoriene'?

-Estoy encantada de conocer cada semana a un cocinero; si no fuera por este programa, nunca les conocería. Recibimos a gente de todas la edades, todos muy implicados en la cocina. Estoy viendo a gente que maneja muy bien la tecnología que tenemos ahora en los fogones. Hacen cosas maravillosas y están muy puestos.

¿Qué le ha aportado a usted?

-Conocer un restaurante cada semana, también una localidad y ver la amplia gama de posibilidades gastronómicas que tenemos con las zonas del interior de Euskadi y la costa. Todos los que vienen a Txoriene tienen algo que contarme, tienen su historia. Al principio, parece que podemos contar la vida en dos minutos, pero no. Hay muchos platos con gran historia por detrás. Al ser del mismo gremio conecto en tiempo corto con todos los que pasan por aquí.

La cocina está de moda, no hay más que ver las parrillas de televisión.

-Fíjate, a la hora de tomar la decisión de si saltaba a la pantalla o no, pensaba: ¡Si yo soy la primera que hago zapping cuando veo cocina! Antes de empezar, comentaba que había una saturación terrible...

¿Se desdice de lo que pensaba?

-Ja, ja, ja... Pues después de haber comentado esto, pues ya ves, dices eso de De este agua no beberé, y ahora la estoy bebiendo. Pero a mí misma me está enganchando Txoriene, cada semana estoy conociendo gente nueva. Voy a ir a Mañaria y a Gernika, zonas que no conozco. Los de costa qué poco vamos al interior. Con esta excusa voy a conocer el pueblo, a saber cosas de él. En pocos kilómetros, la variedad que tenemos es alucinante.

¿Nota el tirón de la fama por la calle? ¿Le conoce más gente?

-Fama no. Aunque alguna que otra persona ya me dice algo. He ido a un bar que me conocían de antes y les llamó la atención y estaban esperando para ver cuándo aparecía en el bar para preguntarme si era yo la de la tele. Por ahora, son los clientes y la gente del pueblo y los de alrededor. A los clientes se lo comento yo para que se enganchen y me vean y suba la audiencia.

En tiempos de bonanza, la moda era ir a los restaurantes de nivel, ¿cómo está ahora la situación?

-La cultura de ahorrar dinero para ir a un buen restaurante la tenemos tan metida dentro que en el momento que podamos, la seguiremos haciendo. Habremos disminuido el ir a algunos sitios, pero en el momento en el que nos recuperemos, volveremos a la gastronomía porque nos encanta y está dentro de nosotros, va con nuestra forma de vida.