Bilbao - Doctora en Ciencias Políticas, Susana del Río Villar (Madrid, 1966) es miembro del Comité de expertos de la Comisión Europea en Citizens and Governance. Dirige el proyecto Upgrading Europe y el programa Europa, Erasmus + para AGM, que tiene como objetivo "crear sentimiento común europeo con el deporte, la educación y la solidaridad como catalizadores".
¿Por qué son importantes estas elecciones?
-Siempre son importantes, pero estas elecciones son fundamentales. Seguimos en una etapa de crisis económica fuerte en la que muchos ciudadanos europeos lo están pasando mal. El que elijamos quiénes van a tomar las decisiones en los próximos cinco años es clave porque no nos podemos quejar de lo que luego pasa si no nos responsabilizamos de elegir a los eurodiputados.
Pese a ello, las previsiones apuntan a una elevada abstención.
-Considero una contradicción que haya esas previsiones cuando es más importante que nunca que votemos. Creo que se está comunicando muchísimo más Europa, la crisis ha provocado que se vea más la UE porque ha habido que hablar del sistema financiero europeo, del marco fiscal común, de los bancos, etc. También hay una mayor madurez política de los ciudadanos, ya que con una crisis tan grave están más informados, se han implicado más, han protestado más y han estado más presentes. Una alta abstención no sería muy comprensible, es el momento de votar.
¿Por qué?
-Más del 80% de lo que hacemos en nuestra vida cotidiana se decide directamente desde el ámbito europeo. Además, una democracia de calidad tiene que venir de la mano de una responsabilidad compartida entre instituciones, ciudadanos, políticos, medios de comunicación... Ya no vale decir que no tenemos información, gracias a los medios o las redes sociales todos los ciudadanos tienen más facilidad para informarse de cuál es el programa de un grupo político, etc. La información está ahí, pero también hay que responsabilizarse de buscarla. Si no votas, luego no te quejes, porque realmente es la herramienta que tenemos para decir qué es lo que queremos y lo que no queremos.
¿Y a qué achaca esa sensación de que la participación será baja?
-Hay debates de ámbito doméstico entre partidos nacionales que eclipsan el panorama político europeo y los ciudadanos no entienden bien por qué tienen que ir a votar a unas elecciones europeas. Los políticos nacionales en general, y a veces los medios, se centran mucho más en transmitir en clave nacional.
Afirma que las decisiones que se adoptan en Europa afectan en gran medida al día a día de los ciudadanos. ¿Puede explicarlo?
-A nivel europeo hay una homogeneización en un montón de cuestiones que nos afectan. La normativa del autobús que cogemos, de los alimentos, el medio ambiente, la educación, el empleo, la movilidad, el programa Erasmus +, que nace de la unión de todos los programas educativos de la UE... Y está el gran logro del euro, tener una moneda común es espectacular. Que hayamos conseguido viajar sin cambiar de moneda demuestra una enorme capacidad de negociación y de búsqueda del bien común por encima de los intereses de cada país. Eso es a lo que yo llamo gran política.
Una de sus especialidades es la participación ciudadana. ¿Cuál es su importancia a la hora de lograr una mayor identificación con las instituciones europeas?
-Soy una firme defensora de la participación, pero no solo el día de las elecciones, que es importantísima, sino siempre, porque hay muchas formas de participar: implicarse, enterarse... Si no tenemos una democracia representativa de calidad, tampoco tendremos una democracia participativa de calidad. La democracia europea tiene un rasgo clave, que es que la democracia representativa se complementa con la participativa. Así se incluyó en el proyecto de Constitución Europea y así está enunciado en el Tratado de Lisboa.
¿Y cómo valora la campaña comunicativa de estas elecciones?
-La campaña, cuyo lema es Acción, reacción, decisión, toca tierra firme al mostrar a ciudadanos en situaciones distintas, y eso es muy bueno porque transmite que el Parlamento Europeo conoce cuáles son sus vivencias y preocupaciones.
¿Cuál es la finalidad del proyecto Upgrading Europe que dirige?
-Nace para dar visibilidad a los logros de Europa, para crear un debate crítico y constructivo en el que tengan voz todos los grupos políticos, los ciudadanos, el mundo académico, los medios de comunicación, las ONG... Para que se vea que las instituciones europeas son necesarias para mantener el equilibrio democrático. De hecho, su imagen es un árbol: las raíces son los valores, el tronco las instituciones y los ciudadanos, y la copa la conexión de todo ello.
Estos días presenta su libro 'Europe: Project and Process'.
-Sí, Europa tiene el valor de ser proyecto y proceso. Esto tiene una riqueza enorme a la que hay que dar visibilidad. El gran valor del proceso y el proyecto de la UE es precisamente ese, que hay que estar construyéndolo permanentemente.