NO sé a dónde vamos a llegar. Suena a cascarrabias, pero flipo con lo que cuelgan algunos en las redes. Es lo que tiene vivir por y para ellas sin oficio conocido, que tienen que crear contenido sin tener gran cosa que mostrar. Así que empiezan por posturear con los azulejos del váter de fondo, un botijo en su pueblo o la Torre Eiffel. Fotografían hasta el último bocado que se llevan a la boca, sea de brócoli o de una ostra derrapando en hummus sobre la chepa de un bogavante. Enseñan el contenido del vestidor, desde el tanga al gorro ruso con orejeras, y del neceser, más bien trolley, porque solo para disimular las ojeras usan contorno de ojos con vitamina K, hidratante, precorrector, corrector, base, polvos, iluminador, esponja, pincel... y eso en su versión maquillaje natural. La lista del modo fiesta no me cabe. Aun así, todo termina y las pobres mascotas no tienen escapatoria: retrato del perro sobando, vestido de elfo en Navidad y de murciélago en Halloween, bostezando de aburrimiento y suplicando con los ojos que lo adopte un pastor sin cobertura. ¿Que van a Urgencias? Ya tienen el día hecho con foto de la vía. Si se quedan embarazados, es un filón. Nueve meses de contenido con solo apuntar la cámara hacia la barriga. Vídeo de las contracciones y hasta casi la puerta del paritorio. Luego, el bebé a cachos: un pie, una mano... Solo les queda airear lo que hacen bajo las sábanas. En La isla de las tentaciones ya les han cogido la delantera.

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