Y, además, mentira

– Creo haber escrito ya que entre mis animales mitológicos favoritos están en primera línea los barómetros electorales del CIS de Tezanos. Nótese, de saque, que en los casi sesenta años de vida del instituto demoscópico público español, y habiendo tenido responsables de bajísima catadura, ninguno ha conseguido que su apellido fuera el del organismo. Y así, como ocurre tantas veces, la caricatura se ha comido al caricaturizado. José Félix Tezanos, que quizá en su tiempo fue un sociólogo reputado –yo me tuve que tragar un par de libros suyos en la asignatura correspondiente de periodismo–, se ha convertido en una especie de cachondo mental que va por ahí espolvoreando sondeos a ojo y soltando gracietas en entrevistas y ponencias. El otro día, que fue cuando, en contra de la debida discreción, avanzó que el que dio a conocer ayer, tuvo el cuajo de asegurar su vaticinio solo ha fallado en una de las últimas 25 elecciones.

No huele una

– Ocurre que somos de natural perezoso y/o andamos con poco tiempo para repasar la hemeroteca. Comprobaríamos la trola inmensa. De hecho, basta un repaso de los últimos comicios celebrados para comprobar que hay escopetas de feria trucadas que aciertan más veces que el CIS. Así, en las últimas catalanas, es verdad que acertó la victoria del PSC, pero se estrelló en todo lo demás. En las madrileñas adelantadas de 2021 predijo la victoria holgada de la izquierda cuando lo que ocurrió fue que Ayuso se salió del mapa y casi consiguió la absoluta; ni lo olió. En Castilla y León, ídem de lienzo: concedió opciones de mayoría por la izquierda, cuando lo que ocurrió fue que PSOE y Podemos se estrellaron, mientras el PP salvaba los muebles gracias a un Vox disparado. De nuevo, predicción fallida. Con más estrépito, en las andaluzas mantuvo las esperanzas del PSOE, que tuvo su peor resultado histórico. De la mayoría absoluta del PP ni hablamos.

La última

– Ahí tenemos la idea de cómo tomarnos la última dosis de choteo a beneficio de obra difundido bajo el nombre de barómetro, que devuelve la primacía a Sánchez sobre Feijóo nada menos que por cuatro puntos. Sin contar que, si se cumplen los plazos, queda todavía cerca de un año para las generales, no hay un solo vaticinio ni remotamente parecido. Y se puede aceptar que los institutos demoscópicos privados que trabajan para las cabeceras de la diestra engordan exageradamente las opciones del PP. Sin embargo, en las encuestas de prácticamente todos los medios de izquierda ahora mismo los de Génova adelantan a los de Ferraz.