En cartas a la directora de la pasada semana pude comprobar qué distintos pueden ser dos profesores de Secundaria en nuestro sistema educativo. Uno, a quien felicito sinceramente, ha demostrado su profesionalidad e implicación como docente evitando un caso de acoso escolar en su centro, aplicando la psicología y empatía con una parte de sus alumnos haciéndoles ver que algo no lo estaban haciendo bien.

El otro, sin embargo, propone la segregación por clases de aquellos alumnos que él considera conflictivos de quienes se muestran aplicados e interesados en aprender. En mi época adolescente también se daban estas situaciones y lo que hicieron mis profesores fue que los aplicados se implicaran en ayudar a los barandas y lograron motivarles. Así fue como algunos de estos llegaron a ser médicos, chóferes de autobús, futbolistas o abogados, pero ninguno quedó sin escolarizarse.

¿Eran aquellos profesores excepcionales? No lo sé, puede que sí, que tuvimos mucha suerte en conocerles. Lo que es seguro es que no solo nos transmitían sus conocimientos, sino también su actitud solidaria para la vida y para con los demás. Me quedo con el primero de estos dos maestros, al segundo le pido que reflexione y aprenda del primero. Un abrazo a Gabriel.