La nueva Ley de Policía aprobada recientemente por el PNV, PSE y el PP impone que todos los cuerpos de Guardia Municipal de la CAPV portarán pistola. Era una reivindicación de los sindicatos policiales, lo que muestra la escasa capacitación psicológica y autoestima con la que se les prepara para su actividad, pues supone protegerse tras una pistola y que la ciudadanía sepa quién manda en cualquier conflicto y se dejan de valores como la vocación de servicio o la empatía con la ciudadanía, entre insultos y porrazos. Con pistola son más eficaces porque tienen la fuerza, aunque no la razón: en ese submundo de valientes, héroes y desprecio por la psicología, la razón es fuerza. Es la conclusión de una encuesta en la que 9 de cada 10 municipales de la CAPV se declaran a favor de portar pistola. Es un dato lamentable, ya que en los países más preocupados por los derechos humanos los servicios de orden público menores se ejecutan sin armamento, pues estimula la confianza popular.