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La Mona Lisa de Monago

Hay que reconocer que no tiene mal gusto. Pero llamemos a las cosas por su nombre. Una querida en estos tiempos es un lujo difícil de pagar. Te exigen piso, joyas, regalos, restaurantes, prebendas, viajes e, incluso, cuadros de pintores famosos. Blesa, Rato, Granados y otros de la misma calaña se lo pueden permitir e incluso se lo han permitido muchos. A Monago no se le conoce patrimonio, sí matrimonio, pero no ha querido privarse de estos placeres extra. Ha recurrido a lo más fácil y frecuente en el PP: utilizar el dinero publico. A Monago le hemos pagado sus polvos todos los contribuyentes. Un presidente de bragueta fácil como Monago no merece estar al frente de una comunidad autónoma. Imaginen a Urkullu metido en fregados como este. Unos tanto, como Blesa, y otros tan poco. Todo es cuestión de envidia.