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¿No votar a Podemos?

No votarles. Es el mensaje, tanto explícito como tácito, que el bipartidismo, aunque no en exclusiva, está enviando a la población respecto a Podemos. Se justifican en que no tienen ni experiencia, ni un programa claro. Podrían tener razón, pero olvidan que en 1982 el PSOE tampoco tenía experiencia, pero no dudó en tomar la responsabilidad de gobernar. La derecha nacional no tuvo ese problema porque heredó “el buen hacer de siempre” de quienes ganaron la contienda. Pero unos y otros, henchidos de vanidad, soberbia y ninguna autocrítica, han saqueado las arcas morales y económicas de los ciudadanos, hasta hacerles caer en el agnosticismo más absoluto respecto a sus postulados que, cual catecismo, han defendido durante años previamente a las elecciones, para luego no solo no cumplirlo, sino ser en primera persona los menos comprometidos. Y cuando el escándalo de la corrupción hecha programa, estalla cual traca de fuegos de artificio y el “pero tú más” es su única disculpa, inician al unísono una campaña de regeneración democrática ética que no han aplicado durante sus respectivos y compartidos años de reinado. Quizás Podemos nos decepcione el día de mañana si logra sus objetivos de gobierno, pero los que conocemos no se merecen ni una pizca de confianza, y oportunidades no les han faltado para hacerse respetar pero las han dilapidado con la corrupción. Cuidado que, esta ruptura del pueblo con sus gobernantes, puede ser aviso para navegantes de otras aguas mas tranquilas y cuando las barbas de tu vecino...