EL sector energético no se va a librar de la tasa a sus beneficios extraordinarios. El ruido que ha creado en Madrid no lo ha reproducido Bruselas. Hay una lógica de la medida que se explica de un modo bastante coherente. Gravar ingresos extras no afecta al core de negocio sino a los inflados coyunturalmente por encima del mismo. El principio habrá que aplicarlo con tiento, no a ráfagas. Identificar bien lo extraordinario de cada empresa y, sobre todo, asegurar que se revierte luego ese dinero a quien lo ha pagado anticipadamente: el consumidor. Con bisturí, no a martillazos.
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