ECONOZCO que antes de cualquier otra consideración hubiera preferido no tener la ocasión de creerme en la obligación, o de la tentación, de tener que escribir estas líneas. Y es cierto, siempre he procurado mantener un respeto a las cuitas internas de los diferentes partidos políticos. Es como si fuera una cuestión de pudor contenido, una especie de respeto al otro. Y precisamente con ese mismo pudor y consideración me permito hacer unas reflexiones respecto a los acontecimientos que han ocurrido, están ocurriendo y ocurrirán en las interioridades del Partido Popular. Vayamos por partes.

El todavía presidente del PP alumbró sus responsabilidades por un rebote casi inesperado de dos paredes de frontón entre Dolores de Cospedal y Soraya Sáenz de Santamaría mostrando másteres, doctorados varios y estudios superiores en ignotas universidades de alto copete y pedigrí. En fin, pero considero que el final del recorrido político de Pablo se asemeja al del cazador cazado. Por mi parte considero que estamos ante un líder irresponsable cuando pretendió torpedear en la UE la llegada de fondos económicos indispensables para la recuperación económica del país al que dice servir y pretendía gobernar. Pasará a la historia como el sectario que ha bloqueado la renovación del Consejo General del Poder Judicial por interese partidistas. Me atrevería a decir que su labor ha sido la de un líder político cuasi-intoxicador reiterado calificando de cesiones vergonzantes y bajada de pantalones al referirse a la ejecución de las transferencias competenciales a Euskadi manipulando y malmetiendo ante una sociedad española, al menos en parte, desconocedoramente ignorante de la realidad social y política vasca. Lo tengo como incendiario por calificar a Pedro Sánchez como el presidente del gobierno más radical de Europa. Y me atrevería a decir que ha mentido jurando que los gobiernos del PP nunca habían negociado con ETA, y qué decir de sus burdas manipulaciones de datos del paro.

Ha sido cínico, mentía criticando los acercamientos de presos como si fueran solo realizados por este gobierno y nunca del PP. Ha alimentado bulos, el más reciente el de la famosa ganadería extensiva y/o intensiva. Se ha manifestado inseguro mirando con el rabillo a la tropa de Santiago Abascal. Sus palabras de despedida en el Pleno de Control en el Congreso de diputados no respondieron a su habitual actitud respecto a sus adversarios políticos, concretamente al Presidente del Gobierno, calificándolo de mentiroso, felón, incapaz, traidor, ocupa, ilegítimo, desastre, catástrofe, amigo de golpistas y de los enemigos de España, socio de bilduetarras, separatistas, nacionalistas, cómplice de golpes de Estado, presidente de un gobierno socialcomunista y frankeinsten. Se expresó a menudo mediante expresiones mal sonantes, tabernarias y soeces desde la tribuna de oradores. Pablo Casado ha hecho, opino, un flaco favor a la política de la ética y a la ética de la política. Ha insultado reiteradamente al sentido común, a la cordura y a la sensatez mientras sus conmilitones le aplaudían a rabiar . "¿Qué coño tiene que pasar en este país para que el presidente del Gobierno actúe y espabile y tome la iniciática?". Salva entusiasta e incondicional de aplausos.

Muy lejos de mi intención de hacer leña del árbol caído. Se ha demostrado que Pablo Casado desconocía que los felones, mentirosos, traidorzuelos, ocupas, ilegítimos los tenía sentados en su propia mesa al lado mismo. En una semana los supuestamente máximos incondicionales suyos, el núcleo duro y de máxima confianza, han pasado en escasas horas de bailarle el agua, con afectadas sonrisas hiperbólicas forzadas, palmaditas, fotitos varias, etc... a traicionarle y dejarle en la soledad más cruel y humillante en un espectáculo lamentable, vengativo, impúdico y cainita. Los "suyos" han calculado con cabeza fría dónde salía el sol que más calentaba para reposicionarse sin mover de vergüenza ningún músculo de la cara. El espectáculo ha ofendido gravemente a la honestidad, al bien y buen hacer, a la coherencia. Los "suyos" (portavoces, parlamentarios, senadores, barones, presidentes de comunidades, alcaldes, altos cargos varios han protagonizado, salvo excepciones, un espectáculo bochornoso, rastrero y miserable, de floja catadura moral.

El delfín político modelado y crecido a la vera de Aznar y Rajoy, llamado a pilotar el "Var" de la política española ha sufrido el escarnio de editoriales, artículos de opinión y portadas de periódicos de la caverna hasta derribarlo cual árbol maduro que estorba en un bello parque, cual árbol que ha cumplido su inicial labor de dar sombra pero que con la nueva configuración de sus alrededores desentona, y misión cumplida, y al desguace, y sin piedad alguna, y ni las gracias por el trabajo realizado. Y de prisa, ya. Y desconozco la razón última de la humillación a la que le han sometido los suyos, prisas, crueldad, extrema premura en la exigencia de su dimisión. Se me escapan esas prisas.

Pablo Casado seguirá siendo presidente del PP hasta el próximo Congreso de abril, agonía para lo líquido de la política española. Reaparece el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, destinado a recoger el testigo en el liderazgo del PP por aclamación. Parecería que los resultados electorales de Castilla y León, la votación rocambolesca de la reforma laboral, mutuas acusaciones entre Pablo Casado, Teodoro García Egea e Isabel Díez Ayuso con acusaciones cruzadas de prevaricación, tráficos de influencias, comisiones no claras, tramas y contratos oscuros, espionajes, chantajes y dosieres parecerían ser gotas que rebosan un vaso convulso. Y acomplejado ante Vox.

Estimo que no es bueno que el PP se encuentre en esta tesitura, no es bueno un PP débil y en crisis, no me tranquiliza ni alegra. Cabeza fría. No perdamos la perspectiva, preocupémonos, Vox está ahí, al acecho, eso no es bueno ni para la democracia, ni para las libertades, ni para España, ni para Euskadi y su autogobierno. El único beneficiario es el populismo, Vox. Anteayer martes ante la Junta Directiva que aprobó la hoja de ruta del partido hasta el XX Congreso Nacional Pablo Casado deseó suerte y acierto a su sucesor a quien ofreció todo su respaldo, manifestando que tenía la conciencia tranquila y que lamentaba lo que había podido hacer mal y reprochando a su vez la reacción inédita que ha tenido que sufrir tras la crisis con Isabel Ayuso "creo que no me lo merezco". Ese mismo día fue la propia Isabel Díaz Ayuso quien reventó la conjura por la unidad del PP exigiendo la expulsión de quienes hubieran alentado la campaña contra ella. Y ayer, miércoles como bien estaba previsto Alberto Núñez Feijóo convocó una Junta Directiva en su partido en Galicia donde tomó la decisión de presentarse a la presidencia del PP: "Ha empezado un Congreso extraordinario y urgente porque la situación orgánica así lo requería, lo que hemos hecho no es de recibo".

Obviamente desconozco el devenir de los futuros acontecimientos políticos, pero desde las muy profundas diferencias abismales ideológicas y políticas con respecto al Partido Popular, desde mis convicciones aber-tzales y mi militancia política en el nacionalismo democrático me preocupa todo lo que está sucediendo en la Villa y Corte. Alegrarse del mal ajeno sería una pueril e infantil irresponsabilidad. Prudencia pues. Larga mirada. "Veremos", que dijo aquel. Sea pues.