ONERLE una mecha a la lengua, a la cultura en general, es el modo de hacerla explotar pero no de protegerla. El PP lidera al nacionalderechismo español en plena campaña de "defensa del castellano" en Catalunya creando un problema donde, a juzgar por el consenso social de décadas, no lo había. Defendamos el derecho a conocer las lenguas pero no a militar contra ellas. Agredir o ser agredido por una lengua, por una expresión cultural, acredita una inconsistencia: se es por uno mismo, no por que otros no sean. Blinda el castellano quien pretende dispararlo contra otros.