O es imprescindible, pero está claro que no es innecesario. Señalar en el calendario una fecha como la de hoy, enmarcarnos en el lila reivindicativo solidario contra la violencia machista, es más que una costumbre. Es un recordatorio de que durante todo el resto del año sigue habiendo demasiadas mujeres, en Euskadi y en todo el mundo, que lo afrontan solas. Que nuestra solidaridad de un día es el pequeño fracaso de una militancia no lo suficientemente intransigente el resto del tiempo. Que en un mundo que normaliza las mascarillas quedan mordazas por rasgar. No solo hoy.