Urquijo ‘is back in town’
LÍBREME el cielo de cuestionar que cada cual difunda las excelencias de su visión histórica. Pero con rigor y cuidado. A algunos próceres del PP revitalizados por el espíritu de reconquista que puebla las almas del nacionalismo español les ha dado por hacer proselitismo del vínculo vasco con España. Están ahí, entre otros, Carlos Urquijo, exdelegado del gobierno en el País Vasco, y el filósofo Fernando Savater. La asociación la preside Urquijo y se presentó ayer en Bilbao, reivindicando la dependencia económica vasca del gasto en aeropuertos, pensiones y tren de alta velocidad. Pero, sobre todo, es una aproximación historicista a los lazos seculares entre territorios. Han escogido dar nombre al invento tomando prestado el de Esteban de Garibay y Zamalloa, historiador euskaldun del siglo XVI. Lo han elegido por ser de Arrasate y acabar siendo cronista y consejero áulico de Felipe II. No sé si Urquijo sabe que Garibay pretendía restituir a su Gipuzkoa natal el estatus de Reyno; no de territorio vasallo de la corona de España, sino más bien en equivalencia con esta sobre la cabeza de Felipe II, que ya llevaba las de Portugal, Nápoles, Sicilia, Cerdeña, Países Bajos, ducados de Milán y Borgoña y, en sus mejores sueños, rey de Inglaterra e Irlanda por parte de esposa. Súbdito del rey, no de España. Así que al explicar la raíz histórica del vínculo vasco y español habría que incidir en el proceso histórico de secesión de todas esas otras coronas. Y Gipuzkoa, una más. Y Garibay, partido de la risa.