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Perspectivas y retos de la economía vasca

La buena evolución en crecimiento y creación de empleo de 2018 consolida las buenas perspectivas para este año en Euskadi, sin olvidar las incertidumbres, la ‘economía real’ y la mejora de los contratos

AFORTUNADAMENTE, para finales de 2019 podremos decir que hemos salido de la crisis”. La contundente aseveración, realizada la semana pasada por la patronal vasca Confebask durante la presentación de su informe de coyuntura económica, refleja el relativo optimismo sobre la buena salud de la situación y las perspectivas económicas de Euskadi. Un optimismo avalado por los datos macroeconómicos tanto respecto al balance del pasado ejercicio 2018 como a las previsiones de cara al recién iniciado año 2019 pero que aún hay que contrastar, fundamentalmente con la denominada economía real, la que día a día viven las familias y ciudadanos, y también con los factores externos, habida cuenta de las muchas incertidumbres existentes a nivel mundial y europeo. En efecto, todos los indicadores y las previsiones realizadas -desde el Gobierno vasco a Confebask, pasando por entidades como Laboral Kutxa, Funcas o Ceprede- coinciden en que la economía vasca seguirá creciendo en 2019 en torno al 2,5%, lo que favorecería la creación de 14.000 nuevos empleos, una cifra nada desdeñable y que sin duda aliviará la situación de miles de familias más. Con estas cifras, Euskadi recuperaría en la práctica el nivel de empleo con que contaba antes del estallido de la crisis. Los últimos datos sobre empleo a cierre de 2018, conocidos este jueves, parecen avalar estas previsiones e indican de manera evidente que el mercado laboral vasco ha logrado generar puestos de trabajo por quinto año consecutivo, con 18.100 nuevos afiliados a la Seguridad Social mientras que el paro se ha reducido en 7.800 personas. Las buenas perspectivas de carácter económico se basan en la confianza que expresan tanto los empresarios como los ciudadanos, en el tirón de la demanda interna, tanto en inversión como en consumo, y el mantenimiento de las exportaciones. Todos estos datos dan margen para un moderado optimismo de cara al futuro. Sin embargo, y más allá de las incertidumbres -la economía mundial crecerá a un ritmo más moderado y no hay que desdeñar las consecuencias del conflicto del Brexit, sea cual sea su deriva final-, el reto seguirá estando en el impulso de la industria y del I+D+i, la mejora de la calidad del empleo y del incremento de los contratos indefinidos -ya iniciado en 2018- y de las coberturas sociales con el objetivo de lograr un país más igualitario, cohesionado y sin exclusión social.