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El museo como ejemplo

Al cumplir 110 años, el Bellas Artes de Bilbao responde al mismo estímulo cultural que movió a sus impulsores, es ejemplo de colaboración público-privada y asiento esencial de nuestra expresión artística

AL cumplirse ayer 110 años de la primera reunión de la Junta que, el 5 de octubre de 1908, dejó constancia de la fundación del Museo de Bellas Artes de Bilbao, la reforma y reinauguración de su edificio antiguo con la exposición ABC. El Alfabeto del Museo de Bilbao, responde al mismo estímulo que llevó a ciudadanos bilbainos -de modo especial el ingeniero de minas Laureano de Jado, Antonio Plasencia o el artista Manuel Losada, su primer director- e instituciones a impulsar una pinacoteca que se abriría al público seis años más tarde: la necesidad de dar a Bilbao una sede de la cultura y el arte. Como ya hiciera en su primera época al frente del Bellas Artes con el plan de reforma y ampliación (1996-2001), su actual director, Miguel Zugaza, ha tratado de incentivar aquella relación inicial del museo con su entorno, acercándolo también en lo físico y arquitectónico a la calle y al ciudadano. Entronca así en pleno siglo XXI con los orígenes y la historia de la institución a lo largo de once décadas y a través de seis directores, desde la primera ampliación con Crisanto Lasterra (1970) pasando por la modernización de su estructura con Jorge de Barandiaran (1983-1996) o la resocialización experimentada por la pinacoteca bajo la dirección de Javier Viar (2002-2017) hasta superar hoy ampliamente las trescientas mil visitas anuales. Lo hace, además, como ejemplo del éxito de la colaboración entre la sociedad y sus instituciones, entre el ámbito público y la iniciativa privada que siempre ha definido a la sociedad en Bizkaia. Las 14.146 obras que forman su colección, con el añadido de otras tres mil en depósito, son la mejor prueba de que aquella innovadora iniciativa del incipiente siglo pasado, inicialmente acompañada de un centenar de pinturas -entre ellas, un goya, un velázquez o un zamacois, además de una buena muestra flamenca y holandesa- que permitieron su apertura al público en 1914 se ha desarrollado hasta constituirse en una de las principales referencias museísticas del Estado. Y de que, como ya entonces, junto a la relevante presencia de las escuelas española y de los Países Bajos, el museo es asiento esencial del arte vasco contemporáneo, que muestra también a quienes hoy convierten a Bilbao en destino y acaban descubriendo una creciente oferta cultural en la que es parte fundamental “el Bellas Artes”.