¿Es un avión? ¿Es un pájaro? No. Es un guardameta de la Constitución Española que, con el dorsal 155, protege la Carta Magna de los tiros a puerta sediciosos que pudieran poner en peligro la estabilidad autonómica. El 27 dicha portería, en una suma de incompetencia e insensatez, casi fue atropellada por grupos independentistas catalanes a los que tanto Catalunya como el resto de España, les importa un pimiento. Digo casi porque este debutante artículo de la democracia, en una soberbia actuación, logró atajar los disparos -con paradiñas varias- y desviarlos hacia elecciones en diciembre. Las reacciones, sanciones y condenas, prisión incluida, ya han sido anunciadas. La democracia es forma, y todo se puede defender guardando las formas. Un golpe de Estado es indefendible. La película de engaños, propaganda capciosa, imágenes provocadas, rebuscadas e interesadas, mensajes del miedo a cargo de partidos y medios de propaganda secesionista y teledirigidos machaconamente hacia el mundo trabajador rural y al urbanita de a pie, la hubiera firmado el mismísimo Hitchcock. Partidos antisistema, antieuropeos, anti leyes, anti jueces, anti patatas fritas? antitodo. Políticos liliputienses frente a un problema descomunal. Lo que se avecina es de la máxima gravedad para la economía y la convivencia, y todo se puede precipitar a gran velocidad.
