El arte de cambiarlo todo
El vigésimo aniversario del Guggenheim Bilbao es el vigésimo aniversario de una acertada visión de país que ni las enormes cifras de visitantes o de su aportación económica comprenden en toda su dimensión
SI como reza el lema adoptado por el Museo Guggenheim Bilbao en la celebración de su vigésimo aniversario, el arte lo cambia todo, la pinacoteca que desde aquel 18 de octubre de 1997 dirige Juan Ignacio Vidarte puede vanagloriarse de haberlo hecho. Dos décadas después de superar resistencias que hace mucho demostró absurdas y absolutamente erradas, la unión entre la Fundación Guggenheim y Bilbao -Bizkaia y Euskadi, en realidad- que da nombre al museo ha terminado por constituirse en icono y referencia mundial, aun difícilmente imitable, en la siempre compleja transformación urbana que busca la aún más compleja transformación social. Guggenheim Bilbao es hoy, además de referencia, imagen de ciudad, de país, pero sobre todo de una sociedad vasca moderna, innovadora, que tuvo, ha tenido y tiene capacidad para asumir el inmenso reto de su espectacular desarrollo humano, de una mutación sociocultural revolucionaria y sin embargo respetuosa con las raíces sobre las que esa sociedad se asienta, todo ello impensable para tantos entonces, cuando Frank Gehry empezó a imaginar desde Artxanda el titanio que hoy, ya en pleno siglo XXI, brilla con una fuerza entonces también quizá inimaginable. Veinte millones de visitantes -más de trece millones, el 66%, extranjeros-, lo que da una media de 2.750 cada día durante dos décadas, han formado parte de ese éxito que sigue creciendo y que este año superará por novena vez el millón de visitantes anual, de un éxito que contribuye cada año a la riqueza del territorio con más de cuatro veces la inversión inicial, que ha pasado de aportar al PIB vasco 184 millones en 2005 a aportar 424 millones el pasado año, que desde su inauguración ha supuesto una media de 45 millones anuales para la Hacienda de Bizkaia, 65,8 millones en 2016, un éxito que ha situado las coordenadas de Bilbao, Bizkaia y Euskadi en el mapa del turismo mundial y que ha impulsado en nuestro país un sector económico inexplorado en la década de los 90, hace solo, sí, veinte años, y hoy cada vez más pujante. El vigésimo aniversario del museo es el vigésimo aniversario de una visión de país, de un acierto que ni siquiera las cifras comprenden en toda su dimensión. Efectivamente, el Museo Guggenheim Bilbao es arte que contiene arte. También el arte de haberlo cambiado todo.