Represión y unión
No suelo ser partidario de expresar mis ideas políticas públicamente más allá de mi círculo de confianza. Pero he vivido en primera persona los acontecimientos de Barcelona, y siento la gran necesidad de que se conozcan por medio de mi propia experiencia la represión policial, estado de excepción y la unión de un pueblo allí vividas el 1 de octubre.
El domingo nos dirigíamos hacia la Escola Industrial (colegio en el que más gente votó gracias a lo que logramos aquella tarde todos juntos), pasamos por la Plaça Catalunya y nos encontramos con un grupo portando banderas de la época franquista manifestándose, a los cuales no se les reprochaba nada ilegal.
Mientras nosotros llegamos a la escuela con el único objetivo de defender las urnas pacíficamente. Nos encontrábamos semiatrincherados en la escuela, con barricadas en todas las puertas menos una. Tuvimos miedo, pero los gritos de “no pasarán”, “votarems” y “els carrers seran sempre nostres” nos mantuvieron unidos.
Allí no nos juntamos por la independencia, nos juntamos por el derecho a decidir. Nosotros hicimos pasillos a ancianos que querían ejercer su derecho más sencillo dentro de una democracia mientras los ovacionamos debido a su valentía. Fuimos los encargados de garantizar la seguridad de dicha gente frente a los ataques de la policía.
Respecto a la violencia policial, debo de decir que las palabras del ministro del Interior son dignas de un ciego. Alabar la “profesionalidad y proporcionalidad” de los cuerpos es un disparate. Es cierto e innegable que se difundieron gráficas falsas de fechas y acontecimientos distintos a los de ayer. Pero también es cierto e innegable que la mayoría de las atrocidades no se han difundido.
Al cerrar el colegio, celebramos una victoria. Los catalanes votaron a pesar de todo, demostrando al mundo la incapacidad de Mariano Rajoy, quien únicamente ha empeorado la situación. Hoy, espero que el mundo conozca la situación de Cataluña y que, de forma legal y reconocida por el Gobierno central, puedan volver a votar su futuro. Y, finalmente, hoy, deseo una pronta recuperación a los más de 800 héroes que fueron heridos ayer, quienes dentro de no mucho serán protagonistas anónimos en libros de historia.