SE habla estos meses sobre la posible regulación del uso de los dispositivos móviles de las empresas fuera del horario de trabajo por parte de sus empleados. Creo que estamos mezclando tecnología, trabajo, calidad de vida y, como sucede muchas veces, lo vemos desde el lado malo en lugar del bueno. La noticia salta cuando la reforma laboral establecida en Francia desde el 1 de enero, incorpora un apartado que regula el uso de las tecnologías de comunicación profesionales fuera del horario laboral. Empresas de más de cincuenta empleados, tendrán que garantizar el descanso de los asalariados fuera del trabajo o de vacaciones.

La tecnología no está pensada para ser un problema sino para resolverlos. Lo que tienen que entender las empresas es que hay nuevas formas de trabajo que permiten adaptar las tecnologías a nuestro estilo de vida. Si mi trabajo consiste en estar sentado delante de un ordenador y reunirme una o dos veces por semana con mi equipo, ¿por qué tengo que perder cada día dos horas de mi vida en ir de mi casa a la oficina? Si puedo desarrollar mis tareas, sin perjudicar a nadie, de 10.00 a 12.00 de la noche, ¿por qué no puedo pasar la tarde con mis hijas? Si cada día soy capaz de resolver los asuntos del correo electrónico de mi compañía en un par de horas, ¿por qué no seguir haciendo esto en vacaciones a cambio de tener diez días libres más?

En todos los medios hay artículos que nos aconsejan hacer una desconexión tecnológica. Creo que me están diciendo que deje de usar en vacaciones el GPS que tengo en el móvil, que me permite llegar a lugares recónditos de forma más segura y eficaz. Entiendo que quieren que deje de hacer fotos con mi móvil y que vuelva a cargar con mi cámara digital o quizás que saque la de rollo. Me están diciendo que me vuelva loco para buscar una farmacia de urgencias en este recóndito lugar de vacaciones a las 3.00 de la madrugada, porque no puedo acceder a Internet, ya que estoy en huelga tecnológica. Hemos inventado una enfermedad, sacar partido y aprovechar la tecnología. No, saber utilizar un smartphone no es una enfermedad y estas vacaciones no voy a desconectar.