EL proyecto de presupuestos para 2017 de la Diputación Foral de Bizkaia adelantado ayer por el diputado general, Unai Rementeria, y el diputado de Hacienda, José María Iruarrizaga, traduce a cifras el esfuerzo por ajustar las posibilidades forales al capítulo de ingresos, que este ejercicio ya matiza las previsiones de inicio de año en nada menos que 327 millones, pero también a las necesidades de la sociedad de Bizkaia a través de sus dos principales prioridades: la calidad de los servicios, especialmente en el ámbito social, y el empleo por la vía del desarrollo económico. No se trata, es cierto, de un proyecto de presupuestos expansivo, como seguramente se habría pretendido en otros ámbitos de gobierno con una situación económica similar a la que presenta hoy Bizkaia, pero precisamente no lo es por atenerse estrictamente a esa realidad, que tampoco se puede considerar ajena a las incertidumbres que todavía presenta la recuperación económica no ya en nuestro territorio sino en el ámbito europeo y que aún marcan, como se puede comprobar este año, la posibilidad de ingresos. Desde esa premisa de la contención realista, los presupuestos elaborados por el Departamento de Hacienda y Finanzas tampoco presentan excesivas diferencias con los de este año -7.394 millones, apenas 4,3 millones menos que en 2016- y mantienen en todo caso con meridiana claridad la relevancia que la Diputación había otorgado en ejercicios anteriores a las prioridades sociales, repartidas en los servicios al ciudadano y el empleo, que se llevan más de ocho de cada diez de los euros forales. No es anecdótico que precisamente en un presupuesto contenido sean las áreas de Accion Social (473 millones, el 40% del total) y de Desarrollo Económico (256 millones, el 22%) las que mayor presupuesto vayan a manejar de nuevo el próximo año y que sean (junto a Administración Pública, que centraliza en esta ocasión los servicios internos de la propia Diputación) dos de las tres áreas que experimentan un incremento; no tan leve, del 4,5%, en el caso del departamento que debe tirar del empleo a través de la incentivación de la actividad económica. Se trata, en definitiva, de un proyecto de presupuestos continuista en lo esencial al tiempo que prudente en su concepción, como corresponde a un territorio, Bizkaia, que destaca por su solidez económica, pero aún no exento de las dudas que atenazan la recuperación.
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