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Correr no es de cobardes

La Carrera Solidaria contra el Cáncer de Mama reúne en Bilbao a miles de personas para dar un mensaje de esperanza en la lucha contra un mal al que se le puede ganar la partida

Correr no es de cobardes. Muy al contrario. ayer se puso de manifiesto en Bilbao que se trata de un ejercicio de valientes y para valientes. Miles de personas tomaron parte en la tercera edición de la Carrera Solidaria contra el Cáncer de Mama, organizada por la asociación Acambi. Estos fueron los valientes que dedicaron una mañana de domingo a sudar la camiseta por una causa solidaria, y lo hicieron para ayudar a otros miles de valientes, en este caso las afectadas (en su inmensa mayoría son mujeres) por este mal, al que cada día dedican sudor y lágrimas, pero al que entre todos se le está ganando la partida. Organizadores y participantes predicaron con el ejemplo ante un mensaje que debe calar en la sociedad: llevar una vida saludable, una dieta equilibrada, hacer ejercicio físico y evitar el exceso de peso con las únicas armas que cada persona tiene en sus manos para intentar evitar la aparición de un cáncer de mama. A partir de ahí, entran en juego los servicios de salud, con los planes de detección precoz, que tantas vidas están salvando, y con las terapias cuando, desgraciadamente, se constata la existencia de un tumor. El objetivo, dado que la erradicación total del cáncer de mama (como del resto de los cánceres) es hoy por hoy imposible, es convertir este mal en una enfermedad crónica. En esta carrera se ha avanzado mucho en los últimos años, y se puede decir que el índice de supervivencia se sitúa en la actualidad en tasas muy elevadas: entre el 82% y el 85%. Asimismo, se ha avanzado en acortar los periodos de curación, que se sitúan en torno a los cinco años, y en reducir las posibilidades de reaparición de los tumores. Es cierto que, según las cifras que ofrecen los expertos que trabajan en este campo, un 30% de los tumores reaparece, y que en ocasiones lo hacen de una forma más agresivas, pero las frías y dolorosas cifras no deben llevar a caer en el pesimismo. Reconocer la gravedad del problema es el primer paso para no bajar la guardia y avanzar en el camino emprendido, que tan buenos resultados está dando. Esa carrera, no obstante, va a requerir de perseverar en la concienciación social, en apoyar las investigaciones en marcha y en acompañar a las personas que padecen esta enfermedad. La de ayer fue una buena muestra de que la sociedad no se queda quieta y que quiere sumar esfuerzos.