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Fundamental, pionera y propia

El acuerdo entre EAJ/PNV y EH Bildu para aprobar la Ley Municipal de Euskadi, primera con caracter integral al resolver tanto las competencias como la financiación, completa la arquitectura institucional de nuestro país

EL acuerdo logrado por EAJ/PNV y EH Bildu para aprobar en el Parlamento Vasco la Ley Municipal y de Entidades Locales de Euskadi es mucho más que el resultado de un proceso iniciado hace dos años en el Primer Consejo Municipal de Euskadi, que reunió a gobierno, diputaciones y Eudel bajo la presidencia del lehendakari Iñigo Urkullu. También más que el producto del año largo de reuniones bilaterales con todos los partidos y de negociación política directa entre las dos formaciones que, de momento, suscriben el proyecto. El acuerdo dotará a Euskadi de una ley fundamental, ya que completa la arquitectura institucional de nuestro país tres décadas y media después; a la vez que pionera, puesto que es la primera que resuelve las dos facetas que marcan la actuación de los ayuntamientos: competencias municipales y financiación para hacer frente a las mismas; y lo hace, además, con una virtud añadida: preserva en el ámbito local el autogobierno vasco respecto a la legislación básica estatal a través de las disposiciones adicionales añadidas hace más de dos años por el PNV en la tramitación parlamentaria en Madrid de la Ley 27-2013 de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local, que afectaba a la competencia sobre régimen local del art. 10.4 del Estatuto de Gernika. Esto es, la nueva ley verá la luz a través de una doble negociación, en Euskadi y con el Gobierno del Estado. Si se añade que los firmantes del acuerdo gobiernan en 197 de los 251 ayuntamientos de la CAV (78,4%), es decir, a casi dos millones de vascos (1.924.700), el 87,9% de la población, no hace sino sumar legitimidad a la que ya ostenta en el ámbito parlamentario con 48 de los 75 escaños (64%) de la Cámara vasca, que deberían ampliarse si en la definición parlamentaria de la misma no priman los intereses partidarios a corto plazo frente a los intereses de los municipios vascos. No en vano, la ley dota a los ayuntamientos de una autonomía sin precedentes con el reconocimiento explícito de 37 competencias y les otorga voz y voto en los órganos que determinan la financiación, pero también en la interlocución con los otros niveles institucionales, solucionando disputas históricas en ámbitos como las ayudas sociales, la educación y el euskera desde la apuesta y el compromiso por la transparencia y la cercanía al ciudadano.