El ejemplo de ‘Master Chef’
Además de las teleseries que más abundan, de tiros y violencia, se han puesto de moda últimamente programas televisivos de entretenimiento, desde mi óptica personal bastante sospechosos. Me refiero a los concursos, de canciones, cocina y habilidades varias, tanto de adultos como de niños. La faceta creativa, nos la venden aquí con un sesgo (inclinación hacia un lado) claro: hay que competir, la colaboración no está permitida.
El otro día un miembro del jurado de Master Chef advertía a los niños que no podían compartir sus productos para la elaboración. Un jurado, además, al que enseguida entienden que hay que complacer para “ganar”. Entienden, de inmediato también, que para ello hay que correr y trabajar a destajo, cumpliendo lo que se les manda. Las nuevas pedagogías advierten de la ventaja de hacer las cosas despacio y siguiendo la propia guía interna. La importancia para el niño de conocerse (mediante la reflexión y el análisis) a sí mismo; de quererse y valorarse sin entrar a comparaciones. Qué distinto, desde luego, a lo que se difunde, ¿no? Leer entre líneas y atender a estas cosillas me parece relevante, para poder comprender mejor algo que, por cierto, se le escapó a uno de los miembros del jurado de chef infantiles, cuando dijo: “Aprovechar la creatividad ahora que soy niños, porque de mayores se os agota”.