En todo este tejemaneje que se traen los políticos de cara a las elecciones del 20-D, llama la atención la ignorancia de más de uno. Así, desde el PP del País vasco afirman que el Concierto Económico Vasco y el Cupo le importan un bledo al PNV, o más recientemente han dicho que frente a la “insolencia” de Albert Rivera, líder de Ciudadanos, ni siquiera Franco se atrevió a quitar el Concierto. Hagan memoria, señores del PP, y retrotráiganse al 23 de julio de 1937, cuando se publicó el decreto-ley que declaraba a Vizcaya y Guipúzcoa provincias traidoras, con la consiguiente supresión de sus Conciertos. El caso es que a Rivera, al que algún medio coloca segundo en las encuestas, propone “blindar la soberanía nacional, la defensa de la unidad territorial, la Constitución española como marco de reforma y rechaza pactos con las fuerzas nacionalistas periféricas”. Es incierto que la Constitución española no aloje entre su articulado o disposiciones adicionales o transitorias posibilidad alguna para el “derecho a decidir”. La transitoria cuarta, sin ir más lejos, contempla la posibilidad de la incorporación de Nafarroa a Euskadi, siempre que los navarros quieran, y es una posibilidad en la que tanto Rajoy y Rivera están de acuerdo en suprimir si se da una reforma constitucional. Así se lo ha hecho saber el presidente a sus socios de UPN, y de igual modo, el político catalán ha hecho otro tanto, en aras de una organización territorial del Estado “leal, eficaz y ciudadana”. La Constitución hace aguas por muchos lados, solo se ha reformado en dos ocasiones (artículos 13.2, en 1992, y el 135, en 2011) y entre quienes plantean medidas para hacerla mejor no está el de incluir el término nación, sino que figuran algunas tales como máximo consenso para toda reforma o las líneas rojas intranspasables y la propuesta estrella, cargarse la transitoria cuarta. En eso PP y Ciudadanos no están condenados a entenderse, es que están de acuerdo desde la salida.